En el caso del audiolibro de Silvia Congost, me parece que uno de los elementos que más me gustan es la manera en la que está estructurado, pues va llevándote de la mano como si fuera una guía muy didáctica y muy práctica acerca de las recomendaciones más importantes para afrontar el confinamiento explicada de forma detallada y paso a paso.
No me considero (como dice la autora) una persona de las que está pensando día con día que ya falta un día menos. En lo absoluto. Eso es porque he tenido la fortuna y la bendición de poder seguir trabajando. No obstante, y como dice el libro, no puedo ser indiferente a aquello que está sucediendo, pues eso sería completamente un signo de psicopatología.
Comenzaré escribiendo acerca del prólogo: el haber sido privados de los besos y de los abrazos indudablemente genera situaciones de angustia y de zozobra.
Uno de los grandes aciertos de la autora es que empieza su entrega puntualizando la importancia de revisar nuestras emociones y validarlas.
Uno de los comunes denominadores de mi ejercicio clínico durante la contingencia es la culpa que sienten los pacientes de experimentar emociones como la tristeza, enojo o desánimo. La autora y todos los especialistas de la salud nos empeñamos en hacer saber a las personas que todas las emociones son válidas, y que es necesario observarlas, revisarlas y expresarlas, aceptarlas en la medida de lo posible y darnos ese permiso tan necesario de actuar en consecuencia con ellas. Por supuesto, sin permitir ser rebasados por las mismas.
Mientras seamos funcionales y cumplamos ciertas condiciones básicas saludables preponderantes, será importante que reconozcamos que un día nos sentimos desanimados y no pasa nada.
La pandemia es una situación desconocida que no esperábamos y para la que no estábamos preparados. El apartado dedicado a la actitud fue uno de mis favoritos pues ejemplifica tres maneras de hacer frente a este aislamiento: confrontadora, derrotista y paseta.
Como lo es en cualquier caso, no podemos elegir lo que nos está ocurriendo (mucho menos de una situación tan extraordinaria como esta) pero lo que sí podemos y debemos es escoger cómo lo queremos afrontar.
Las emociones son difíciles de manejar pero los pensamientos determinan en gran medida cómo nos sentimos, y justamente el hacer conciencia de que somos nosotros quienes elegimos estar en casa porque estamos comprometidos con los demás y con cuidarnos entre todos, nos genera, por si fuera poco, un sentido de pertenencia y de comunidad.
En el contenido del libro encontré conceptos novedosos con los que me fue posible identificarme. La autora menciona que a ella le es muy significativo e inherente todo aquello que es científico antes que espiritual, aseveración en la que coincido no sin antes tomar en cuenta que el elemento espiritual es cada vez más importante especialmente en situaciones críticas como las que vivimos hoy en día.
Uno de estos conceptos que no había escuchando, y que me pareció muy interesante, es el de la red de reposo pues explica, desde el punto de vista de las neurociencias, que el aburrimiento, al cual le tenemos tanto miedo, es importante y necesario pues hace que conexiones neuronales sucedan y se nos ocurran mejores ideas.
Siguiendo en el tema de las neurociencias, sabemos de antemano que el estrés es una respuesta normal, lógica y positiva ante una situación de peligro. Pero es el distrés (Congost, 2020) es aquel estrés innecesario porque no sabemos bien a bien en qué medida se encuentra nuestro riesgo de enfermedad e incluso de muerte.
Ejercicios de atención plena, de meditación o simplemente de respiración consciente, se vuelven fundamentales para evitar esta descarga innecesaria de cortisol que vuelven a nuestro cuerpo y a nuestra mente vulnerables, no solo ante el COVID-19 sino ante cualquier infección y enfermedad.
La alimentación saludable, los 3 tipos de ejercicio (aeróbico, muscular y de estiramiento) y la existencia de rutinas para el sueño y otras actividades son básicas porque estructuralmente configuran una realidad que es más fácil de sobrellevar.
En cuanto a las estrategias que ofrece la autora, me pareció muy útil la de El mapa del tesoro y creo que puede ser muy funcional para aplicar con mis pacientes y en mis casos porque permite elaborar objetivos a realizar, una vez que el confinamiento termine. Son dos las razones principales:
El confinamiento implica toda una resignificación de la vida en pareja y en familia: son importantes los tips acerca de cómo mantener el misterio de la atracción en una pareja estable, de cómo mantenernos firmes ante la necesidad de establecer límites firmes a los hijos adolescentes (para los cuales son aún más edificantes) y de cómo identificar si estamos viviendo una relación tóxica.
Vamos a convertirnos en personas que los demás quieran tener cerca: como terapeutas, como amigas, como hijas y hermanas.
Cuando nos sentimos felices se modifica nuestro sistema nervioso central: seamos agentes de cambio.