Somos seres que reaccionan ante distintos estímulos; cada estímulo provoca una emoción y es normal. Quizá te han enseñado que el enojo, la tristeza y el miedo son emociones malas, innombrables o negativas: “No llores”, “No tengas miedo”, “No te enojes”, “Sonríe”, “Tranquila”. Frases que escuchamos al punto de aceptarlas como verdaderas. Parece que el caos emocional, el cual es natural, es malo, y por eso aprendemos a fingir alegría, así ya nadie nos corrige.
Esto ha fomentado que en la adultez estemos llenos de miedo, frustración, tristeza, coraje y energía contenida para mostrar únicamente la emoción socialmente permitida: la alegría; al punto que fingimos estar alegres aunque no lo estemos.
Es por esto que me gustaría esclarecerte un poco el mundo de las emociones. Como lo escribí anteriormente, son indispensables e innatas. No hay emociones buenas ni malas, positivas o negativas. Quizá esta clasificación te funcione mejor: emociones que generan bienestar y emociones que generan malestar, pero ¿qué crees?, todas pueden entrar en ambas categorías. Aunque parezca difícil de creer, a veces el enojo nos trae bienestar y en otras ocasiones, la alegría nos genera malestar. Te lo explicaré a continuación: el objetivo del enojo es demostrarnos nuestros propios límites, por eso, algunas veces después de una discusión en donde el enojo nos vistió, posteriormente sentimos bienestar, pues gracias al enojo logramos poner nuestros límites. De igual manera sucede con la alegría, ya que cuando nos genera malestar suele venir acompañada de culpa porque en el fondo hay algo que nos dice que no está bien sentir esa alegría. Las emociones no saben de moral, ellas solo aparecen naturalmente en nosotros con funciones comunicativas.
Esto sucede porque biológicamente las emociones sirven para cuidarnos y para generarnos un balance, pero para entender esto, primero hace falta permitirnos sentirlas. A veces es complejo este paso, ya que no las conocemos y si no las conocemos, no podemos identificarlas.
Aquí te comparto una ruleta de las emociones, donde podrás conocer el nombre de cada una de ellas, las básicas, las secundarias y las terciarias. Cada vez son más complejas, porque los humanos somos complejos, pero todas nacen de las emociones básicas: alegría, enojo, miedo y tristeza.
Es normal que cuando no entendemos algo, nos abrumemos (otra emoción) y esto puede pasar cuando queremos identificar nuestras emociones para así poderlas aceptar y comenzar a regularlas (tema que abordaré en otro artículo).
Por ello, aquí te dejé esta herramienta de la ruleta de las emociones, obsérvala y juega con ella. Descubre cuáles conoces y cuáles son nuevas para ti. Es bonito conocer un poco más de uno(a) mismo(a), y quizá descubras cuáles son las tres o cinco emociones más frecuentes en ti. Pero no te catalogues ni castigues, porque recuerda: hay que conocerlas para después aceptar y poder trabajar en ellas, o en nosotros(as).
Seamos amigos(as) del mundo de las emociones porque están aquí para ayudarnos. No las apagues ni las escondas, al contrario, permíteles existir en ti. Aparte, son transitorias, como las visitas. Sé un buen anfitrión.
En CAPI te podemos ayudar a identificar tus emociones para que después puedas regularlas. Recuerda que somos un grupo de especialistas con gran experiencia y estamos para ayudarte mediante la terapia individual o cualquier otra terapia que se adecúe mejor a tus necesidades como las de pareja o de familia. Gracias por leernos y permitirnos acompañarte hacia tu bienestar.