Pero también se da el caso de que aquellos que sí llegaron a la meta, eventualmente vuelven a ganar peso, en medio de mucha frustración, lo que hace que se pregunten: ¿por qué es tan difícil tener el peso deseado?
Sin embargo, con el fin de perder peso y mantener la pérdida a largo plazo, necesitamos hacer más que sólo pensar qué comemos, y empezar a entender por qué comemos y cómo comemos; ya que la conexión emocional que la mayoría de las personas tienen con la comida es sorprendentemente poderosa.
Entre los factores psicológicos que se han asociado a los problemas de sobrepeso están el estrés, la ansiedad y la depresión, ya que aunque en algunas personas estas condiciones las llevan a disminuir el apetito, para muchas otras el efecto es el contrario, y los lleva al deseo de comer más de lo acostumbrado, ya que asocian la comida con una sensación de confort, que si bien funciona de forma temporal, a la larga, las personas terminan a disgusto con su apariencia y se sienten incompetentes y sin control sobre las conductas que facilitan el sobrepeso.
Pero esto no es todo, cuando el estrés se vuelve un factor continuo en la vida de una persona, hace que haya cambios metabólicos que hacen que el cuerpo almacene la grasa en vez de utilizarla, lo que provoca que aunque no se coma demasiado, lo que se ingiera se quede en el cuerpo.
Y para hacer el asunto aún más complejo, también es común que una vez que las personas consiguen iniciar una dieta, surjan emociones desagradables como: frustración, enojo y desesperación; lo que provoca que terminen renunciando al plan de comer de forma más sana, porque a veces preferimos continuar en nuestra zona de confort aun si eso implica estar en una situación que nos parece desagradable.
Por ello, el perder peso requiere hacer cambios en el estilo de vida, pero no sólo en cuanto a comer de forma más sana o hacer más ejercicio, sino a entender nuestras emociones y saber cómo manejarlas.
Muchas veces estamos tan acostumbrados a funcionar de forma automática que no nos damos cuenta de que existe esta conexión, y como no la vemos, es imposible trabajar en ella, de modo que terminamos cediendo a un estilo de vida que nos es contraproducente. Es por ello que es muy importante facilitar un mayor entendimiento de nuestra particular forma de funcionar y ayudarnos a crear nuevos hábitos emocionales.
Asimismo, en diversos estudios se ha encontrado que las personas que consiguen mantener su peso, tienen una mayor capacidad para manejar el estrés cotidiano, un mayor sentido de autoeficacia, asumen la responsabilidad de su vida y manifiestan una mayor estabilidad psicológica. Mientras que aquellos que no consiguen mantener su pérdida de peso recurren a la comida como forma de respuesta a emociones negativas y al estrés; y tienen una reacción pasiva a los problemas. Pero esto no quiere decir que quienes manejan bien su peso fueron favorecidos por el azar, ya que son habilidades que se pueden desarrollar con una orientación adecuada. Esto queda demostrado con otros estudios que han revelado que las personas que acuden a programas de control de peso que integran un entrenamiento en manejo de emociones es más probable que mantengan el peso deseado.
Entonces, ¿cómo trabajar el factor psicológico para bajar de peso? De lo anterior podemos concluir que lo primero es entender cómo funciona, el papel que la comida tiene en su vida y después desarrollar las habilidades que le permitan cambiar esa forma de funcionamiento; sin embargo, esto requiere de un trabajo cuidadoso, para lo cual, la orientación de un profesional capacitado le puede ser de gran ayuda. En CAPI contamos con Especialistas expertos en el tema.