La parentalidad es uno de los retos más importantes a los que se enfrenta la pareja, ya que implica una reorganización total respecto a roles, funciones y dinámica. El impacto comienza desde el momento en que se recibe la noticia, ya que en cada uno de los miembros se activa y genera ideas sobre lo que implica el ser padres, las cuales pueden variar: ilusiones, expectativas, temores, miedos, resoluciones, etc. Elementos como la planeación del embarazo, la economía, el estado de la relación de pareja facilitarán o complicarán este primer momento.
La tendencia más general es que los futuros padres se enfocan en informarse sobre la forma en que se desarrollará el embarazo, los cuidados necesarios, el parto y la llegada del bebé, lo que da inicio a un proceso en el que la mirada de la pareja comienza a constreñirse sobre el tema del bebé.
Una vez que el bebé llega, la pareja genera un espacio entre ellos para dar lugar al nuevo miembro y sus nuevas necesidades, los primeros meses son los más complicados debido a los cambios hormonales en la mujer, la alteración del ciclo de sueño, el desconocimiento ante las nuevas tareas, la fuerte dependencia del bebé así como el cansancio hace necesario que los nacientes padres cambien sus hábitos, lo que incluye a su relación de pareja.
En esta etapa es frecuente que él bebé sea el centro de la atención, lo cual puede generar celos por parte de alguno de los miembros de la pareja, al sentir que ha sido desplazado en la atención del cónyuge. Esta situación puede ser más frecuente en las mujeres, pues de manera cultural existe un mandato de ser ella la responsable directa de la crianza, cuidado y educación, entre otros aspectos, lo que genera la necesidad de suprimir a la pareja para poder dar respuesta a las múltiples demandas, de otro modo, podría aparecer la culpa. En el hombre esto puede generar que ante la pérdida de su compañera, busquen resolver fuera de casa el vínculo afectivo y sexual que se pierde en ese proceso.
Cabe mencionar que en la actualidad están surgiendo nuevas formas de relación en las que el embarazo se vive como mutuo al igual que las tareas de cuidado, lo cual facilita el proceso para ambos miembros pues disminuye el desgaste y favorece la distribución de tareas.
Por otro lado, es posible que se genere un choque entre la fantasía y la realidad de lo que implica la llegada del bebé, pues de manera social es frecuente que solo se destaque la parte positiva y gratificante de este proceso; sin que se hable de las dificultades a enfrentar y del estrés que esto puede generar. Por otro lado, es posible que las familias de cada uno de los miembros de la pareja pretenda apoyar dando consejos o comentando cómo la pareja debería enfrentar la situación, lo cual puede generar conflicto por escuchar a sus familias en lugar de a su pareja.
Referencia:Mc. Goldrick, M.; Walsh, F.(1991).La perdida y el ciclo vital de la familia. En C.J. Falicov (Comp), Transiciones de la familia: Continuidad y cambio en el ciclo de vida (pp429-463). Buenos Aires: Amorrortu