Se debe tener en cuenta que el lugar donde se aprende de forma más natural es en el hogar mediante las continuas interacciones entre los padres y los hijos. En ocasiones, la falta de tiempo nos hace olvidarnos de estimularlo de forma activa, razón por la cual los pequeños pasan muchas horas frente al televisor, sin poder desarrollar su lenguaje.
El proceso de adquisición del lenguaje se favorece de los diversos intercambios comunicativos y lingüísticos con los padres o miembros más cercanos de la familia.
Los niños emplean el lenguaje como medio para relacionarse con los demás niños, así como para satisfacer sus necesidades, controlar el entorno, expresar su propia identidad y adquirir nuevos conocimientos.
Se hace indispensable considerar si mi hijo, convive con otros niños fuera de su entorno familiar, cuánto es tiempo que comparto con él y si es de calidad.
Estimular el desarrollo del lenguaje en nuestros hijos es esencial para conocer los sonidos que componen el lenguaje hablado y su correcta articulación, además de estar íntimamente relacionado con el desarrollo del pensamiento.
Debemos tener siempre presente que el niño es un ser social, por lo tanto, el lenguaje no se puede enseñarse aislado del contexto social. De ahí la importancia de la interacción de forma continua. Es decir, no podemos separar el lenguaje de todas las circunstancias que lo rodean.
Si cada vez que quiere algo nuestro hijo, se lo damos antes de que pueda pedirlo verbalmente, estamos retrasando el desarrollo de su lenguaje. Nuestro hijo aprenderá a solicitar las cosas con sólo mirar o señalar. No se verá en la necesidad de pedirlo verbalmente.
También se sugiere que al pronunciarles a los niños las palabras, se haga de manera correcta y se evite infantilizar las palabras, así como evitar corregirles de forma directa, tal y como hemos visto con anterioridad.
En algunas ocasiones, existen dificultades lingüísticas debidas al nerviosismo del niño ante la insistencia de sus padres para que aprenda nuevas palabras o bien para que diga cosas más o menos graciosas ante familiares o amigos. Ante estas situaciones el niño responde casi siempre con una oposición que puede dificultar su normal aprendizaje.
Para concluir, debemos tener en cuenta que las consecuencias de la sobreprotección excesiva podrían afectar no solo a la adquisición del lenguaje, sino también pueden provocar una falta de expresar sus necesidades de forma verbal.
Es importante que si usted tiene dudas al respecto, acuda con algún especialista, quien podrá responder sus preguntas y orientarlo de una forma correcta.
BIBLIOGRAFÍA