Cuando tenemos un hijo se espera que su desarrollo suceda de manera natural y tal como lo imaginamos a nuestras propias expectativas. De pronto, nos damos cuenta que algo está sucediendo porque su lenguaje es poco o nulo, o no logra darse a entender. En algunas ocasiones nos damos cuenta temprano, en otras nos percatamos en edades muy avanzadas. Cuando diagnostican al pequeño con un trastorno de lenguaje surge un conflicto emocional para los padres, pero también los pequeños pasan por su propio proceso emocional por que comienzan a darse cuenta de lo que está sucediendo en su lenguaje.
Te has detenido a pensar ¿qué es lo que él/ella siente al respecto de esto? Por esta razón te voy a platicar, en mi experiencia como terapeuta de lenguaje, qué es lo que he notado en muchos de los casos, para que puedas tener una idea de que es lo que sucede y lo que puedes hacer al respecto para apoyar a tu hijo/a en su desarrollo lingüístico y comunicativo.
Los seres humanos requerimos de la empatía para comprender y expresar las emociones y sentimientos, pero también para formar relaciones exitosas que participan activamente en el desarrollo interpersonal social de cada persona, por ello es necesario que trates de pensar y empatizar en todos los aspectos socioemocionales que están sucediéndole a tu hijo/a.
Una vez que ya tienes un diagnóstico y efectivamente tu hijo/a tiene un trastorno o dificultad en su lenguaje, hay cinco puntos que deberás tomar en cuenta para comprender lo que le sucede:
¿Le has explicado a tu hijo que tiene una dificultad de lenguaje y que vas a estar con él para que pueda superarla? En ocasiones no les dicen a los pequeños que van a tomar terapia, tal vez lo hagan para protegerlos o creen que quizás no se percaten ya que no hacen preguntas. Consideras que él va a ir a la terapia como cuando va a la escuela, pero no es así, cuando tu hijo/a no viene preparado, es más probable que sienta ansiedad que tenga dudas y, por lo tanto, eso genere un llanto o un mutismo; lo cual atrasa, alarga y dificulta el proceso de adaptación a la terapia.
Cuando un niño/a tiene dificultades de lenguaje, comienza a darse cuenta de que es diferente y no sabe cómo manejarlo, sus compañeros o demás niños, incluso otros adultos se lo hacen notar constantemente; las demás personas hacen gestos o le piden que repita lo que dice con frecuencia. Escuchan a menudo la frase “No te entiendo, habla bien”. Los pequeños comienzan a sentir incomodidad, comienzan a tener comportamientos agresivos o de aislamiento, por lo tanto, su rendimiento académico y sus relaciones sociales se verán afectadas.
Con frecuencia los padres son los “traductores” y el niño/a convierte en un hábito, el solicitar todo a través de gestos o señalamientos y, por lo tanto, esto se convierte en un círculo vicioso, que no le permite realizar una comunicación efectiva con las demás personas. Por esta razón es muy importante que con frecuencia, en las actividades diarias, se practique vocabulario, frases o palabras. Al dejar de darle las cosas que señala y enseñarle cómo obtenerlas y denominarlas, le das a tu hijo/a herramientas efectivas para comunicarse, por lo tanto, la frustración y la ansiedad disminuyen.
Otra situación que afecta emocionalmente a un niño con dificultades de lenguaje, es cuando los padres esperan que solo con una sesión de terapia a la semana su lenguaje se estabilice y, entonces, cuando el niño/a llega a casa se siente mal por no poder avanzar tanto como sus padres lo esperan. El lenguaje es una adquisición compleja y se desarrolla con práctica y cada individuo avanza a un ritmo y tiempo diferente. Sucede con frecuencia que los padres o familiares le insisten en repetir una o varias palabras que no puede decir bien, hasta el punto en que el pequeño deja de hacerles caso. Si quieres acelerar el proceso terapéutico es necesario que sigas las instrucciones del terapeuta de lenguaje o psicóloga.
Un último aspecto es que con frecuencia los pequeños con dificultades de lenguaje pueden llegar a sufrir Bullyingo Acoso Social, debido a que su forma de expresarse se puede notar diferente ante los demás pequeños. En algunos casos no avisan a los padres o profesores de esta situación, y ello genera serios problemas en su autoestima, esto a su vez afecta numerosos aspectos de su desarrollo social. Por ello es muy importante que tengas constante comunicación y vigilancia de lo que ocurre con tu pequeño.
Algunos consejos
El desarrollo emocional de un niño/a, sufre cambios y adaptaciones positivas, pero también negativas, la forma en cómo afronta los obstáculos depende mucho de la seguridad que proporciona la familia, por esta razón te proporcionaremos una lista de sugerencias que pueden favorecer su proceso de adaptación y tratamiento.
Sugerencias que te pueden ayudar a mejorar el proceso terapéutico de tu hijo/a con dificultades de lenguaje:
Si ya tienes una sospecha de que tu hijo podría estar sufriendo una dificultad de lenguaje, acude a entrevistarte con un especialista, de esta manera el especialista estará informado de la situación previa y puede realizar una evaluación y diagnóstico certero del pequeñito.
Evita utilizar frases como: “No te entiendo, habla bien”; en cambio, anímalo a decirlo más lentamente y cuando lo logre, apruébalo con emoción, hazle notar que sí puede.
Antes de llevar tu hijo con un especialista, platica con él, cuéntale que irá con un terapeuta que lo va ayudar a mejorar en su lenguaje, por medio de juegos, ejercicios y tareas. Explícale que estará seguro donde estará y que tú lo vas a esperar muy cerca por si necesita ayuda. Si es posible, en la primera sesión que lleve algún juguete que le dé seguridad, ya que esto puede permitir un primer acercamiento de confianza y conversación.
Si tu hijo te dice que se siente diferente al resto de los demás niños, explícale que ninguna persona es igual a otra, que él es un/a niño/a tan importante como los demás y que puede hacer las mismas cosas que los demás, invítalo/a a contarte lo que siente, no des nada por hecho. Platica con frecuencia acerca de lo que está sintiendo; es necesario fomentar con frecuencia el hábito de comunicar y sentir confianza para que tú puedas ayudarlo y apoyarlo.
Evita ser traductor de todo lo que dice, como mencioné es un círculo vicioso que en vez de favorecer el desarrollo de su lenguaje, lo frena, y por lo tanto, su necesidad de comunicar es nula.
Cuando no logre decir alguna palabra puedes decírsela tres veces como mínimo, pídele que vea tu boca y dísela lentamente, con el tiempo comprenderá cómo se articula.
Sigue las instrucciones de tu especialista. Realiza con frecuencia, sin cansar a tu niño, los ejercicios que te proporcione tu terapeuta para lograr óptimos avances. No dejes que la estimulación de lenguaje sea solo en la terapia.
Mantente al tanto con los profesores de tu hijo y explícales la situación para que puedan supervisar y evitar situaciones de agresión física o verbal dentro de la escuela u otras actividades sociales. Pregunta con frecuencia a tu hijo su rutina para saber que está tranquilo.
Proporciona experiencias y ambientes sociales que estimulen su lenguaje, actividades como: los viajes, hacer las compras, cursos o actividades con otros niños; incluso actividades cotidianas te pueden servir para practicar vocabulario adquirido o nuevo, y también conceptos de diferentes objetos o eventos que lo rodean.
Promueve experiencias sociales externas a la familia y escuela para que tu pequeño pueda conectar con diferentes personas y promover su comunicación y lenguaje.
Si tu sientes que tu hijo está pasando por una crisis emocional y la terapia de lenguaje no basta, es necesario considerar en conjunto, el apoyo de un especialista en psicoterapia infantil. Esto nos permitirá atenderlo mejor.
Evita la sobreprotección, ya que tú puedes considerar que lo estás cuidando de sufrir ciertas situaciones, pero esto solo empeora el que tu hijo logre desenvolverse en diferentes ambientes y, al mismo tiempo, le haces notar que es diferente y no puede lograrlo por sí mismo.
Cuando tu hijo/a te hable y no comprendas, invítalo de la manera más clamada y pasiva, a repetir las cosas; evita los gestos negativos de incomprensión ya que estos dañan su autoestima y a la vez, pueden volverlo cada vez más retraído y callado.
Juega con frecuencia con tu hijo, juegos donde denominar, aprender reglas y conocer nuevas palabras, estén integradas. El juego puede ser tu mejor herramienta para incrementar la seguridad y la comunicación.
Apóyate con toda la familia cercana con todos estos consejos, la familia es el principal vínculo para generar seguridad.
Ahora ya sabes que es lo que puede estar sucediendo con tu hijo/a cuando tiene un trastorno de lenguaje. Es muy importante que siempre consultes las dudas con tu especialista, pero que también trates de empatizar con tu hijo, esto creará vínculos de seguridad y autoestima, que le permitirán superar sus obstáculos. Un padre que da la seguridad a su hijo, crea adultos sanos y seguros en toda su vida.
En CAPI estamos para apoyar a tu hijo en su desarrollo lingüístico, pero también en su desarrollo socioemocional, acércate y conoce nuestras alternativas, y consulta tus dudas.
Lizbeth Griselda Escutia Becerril
Lic. Terapeuta en Comunicación Humana
MBA. En Rehabilitación Neurológica. Certificada
Especialista en lenguaje, voz, habla y audición.
Especialista en Atención temprana y Neurodesarrollo de la primera infancia
Cédula Profesional 08707620
Licenciada Terapeuta en Comunicación Humana, graduada en Escuela Superior de Rehabilitación INR. Especialista en atención temprana, certificada por la Maestría en Rehabilitación Neurológica en la Universidad Autónoma Metropolitana. Experiencia de más de 9 años como Terapeuta individual y grupal, para infantes, adolescentes, adultos e instituciones escolares y hospitales. Amplia preparación en tratamiento y evaluación en neurodesarrollo, aprendizaje, lenguaje, voz, habla y audición. Experiencia de 4 años como investigador en el área de Ciencias Biológicas de la Salud.
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