Para conocer el desarrollo morfosintáctico en los niños, es importante que sepas antes que nada a qué nos referimos cuando hablamos de morfosintaxis, ésta, es una disciplina lingüística que se encarga del estudio de la forma y función de los elementos que utilizamos para construir el discurso.
En este sentido, este aspecto de la lingüística también se presenta en las personas de manera paulatina y se va desarrollando en los niños a medida que crecen.
Según investigaciones como las de Aguado (1989 – 1995) y Leucona (1989) el desarrollo de la competencia morfosintáctica se puede observar en los niños a partir de los 2 años 6 meses de edad, tomando en cuenta en este periodo la entonación iniciada con partículas interrogativas y la emisión de frases negativas.
Para que tengas un ejemplo más claro de lo anterior, estas adquisiciones se pueden detallar de la siguiente manera:
Interrogación: Es cuando los niños emplean frases tales como: ¿qué? En preguntas del tipo: ¿qué es esto? Como puedes ver, la pregunta en esta edad es el sistema habitual para solicitar información.
Negación: Ésta se presenta cuando los niños de manera general (pudiera decirse que el 100%) niegan con el adverbio “no” y con menor frecuencia usan frases negativas completas.
De la misma forma, conforme el niño va creciendo su competencia morfosintáctica va ampliándose, así, presenta uso de:
Modelos oracionales: En primera instancia hace uso del modelo más simple que está compuesto por el sujeto y el verbo; posteriormente se amplía a sujeto, verbo y predicado.
Coordinación: Agrega a las oraciones que emplea las conjunciones “y”, “pero”.
Género y número: Conforme el niño va creciendo va denominando estos aspectos al emplearlos en su cotidianidad y discriminarlos en su uso.
Artículos: Se observa el uso de éstos de manera adecuada conforme se van empleando oraciones compuestas coordinadas.
Pronombres: Entre los que comúnmente se pueden observar, se identifican: Personales: los primeros pronombres personales suelen aparecer a partir de los 2 años (yo, tú). Más tarde aproximadamente a los 3 años aparecen (él, ella). Se considera que aproximadamente a los 5 años de edad los niños han aprendido todos los pronombres personales. Con respecto a los pronombres demostrativos generalmente suelen usar “este”, “ese”, posesivos (mío, tuyo) e indefinidos (mucho, todo, poco).
Verbos: Generalmente se comienza con los verbos “ser”, “tener” e “ir”.
Adverbios: Los más utilizados son “si”, “no”. En este sentido, el niño indica el lugar a través de éstos. Aparecen primero los de tiempo (ahora, ya, luego, después, siempre, hoy, ayer, tarde, noche, etc.) y lugar (aquí, ahí, acá, allá, abajo, arriba, etc.). Posteriormente se van observando los de modo (así, bien, mal), intensidad (muy, mucho), relativos (donde, cuando) e interrogativos (cómo).
Preposiciones: Las preposiciones que ya aparecen totalmente consolidadas a los 4 años de edad son: en, con, a, de, para, por, etc.
Conjunciones: Éstas se adquieren de manera precoz. Entre las más comunes que podemos observar se encuentran y, pero, qué, porque si, para que.
Adjetivos: Los niños comienzan a tener una valoración estética través de los adjetivos calificativos tales como bonito o feo, de carácter descriptivo como el nombramiento de colores (blanco, rojo, azul, etc.) y de tamaños (grande, chico).
Así, los niños van adquiriendo y manifestando gradualmente un crecimiento lingüístico que les proporcionará las herramientas necesarias para dar estructura a su lenguaje así como asimilar y poder participar en el contexto donde se desenvuelven, además de adquirir la capacidad para enfrentarse a nuevos modelos de pensamiento que les serán de utilidad en el desarrollo de nuevas competencias a nivel social y académico, los cuales le serán de suma importancia a lo largo de su vida.
Finalmente, es importante que sepas que el niño debe interactuar con el medio ambiente y recibir los estímulos necesarios para su desarrollo lingüístico, pues éste depende, además de los aspectos cognitivos tales como funciones cerebrales superiores (atención, memoria, nociones espacio–temporales, etc.), también de escuchar hablar a otros, de la práctica del habla, pero sobre todo de una adecuada competencia morfosintáctica, la cual le dará sentido a la forma de entender y comunicarse con su entorno.
BIBLIOGRAFÍA:
Soprano, A. M. (2001). La “hora del juego”. Lingüística. Disfasias, afasias, autismo, evaluación, orientación. Lumiere: Argentina.
Psic. Alejandra Tapia Ortega
Lic. en Pedagogía
Espacialista en en terpia de lenguaje y aprendizaje en niños, adolescentes, adultos y adultos mayores
Cédula Profesional 5985109
Licenciada en Pedagogía con título otorgado por la Universidad Nacional Autónoma de México.
Es Licenciada en Pedagogía en el área de Psicopedagogía por la Universidad Autónoma de México (UNAM). Pasante de la Maestría en Pedagogía por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Terapeuta de Lenguaje y aprendizaje con 12 años de experiencia, actualmente trabajando como Terapeuta de Lenguaje y Aprendizaje Individual y en la Secretaría de Educación P´blica (SEP).
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