2020, un año lleno de retos, desafíos, crisis, cambios, duelos, pérdidas, adversidades.
La humanidad enfrenta a un enemigo invisible: la COVID-19, que ha provocado que las economías mundiales colapsen desencadenando mayor pobreza.
Hay una catástrofe social, sanitaria y económica, en un mundo globalizado. La angustia desencadenante de este trauma colectivo nos produce una escisión del yo y una regresión al infans.
Hablamos de un antes de la pandemia y una realidad después de la pandemia.
El deseo ha quedado pasivo: ¡Quédate en casa!
Se ha roto el tejido social, la confianza, los lazos sociales; el encuentro con el otro están cancelados.
Estamos viviendo una sociedad paranoizada por el virus, donde la realidad y sueño se confunden, donde el tiempo parece congelarse y no terminamos de despertar de este “sueño- realidad”.
La pandemia por coronavirus ha causado estragos en la salud emocional y mental de toda la humanidad.
La incertidumbre, la preocupación por la salud y la economía y el futuro incierto, desencadena mucha angustia porque la situación es realmente angustiante y preocupante.
Es normal sentir en estos momentos difíciles desesperanza, apatía, depresión, pérdida del sentido, etc.
Creemos que tenemos el control de las cosas, a nuestro cerebro no le gusta la incertidumbre y preferimos lo conocido que lo desconocido.
La COVID-19 creó más incertidumbre, rompió la ilusión del control. No todos los individuos responden ante la adversidad de forma resiliente, hay que saber desarrollar esta competencia psicológica para poder atravesar de mejor manera la incertidumbre y las adversidades.
La vida tiene momentos maravillosos y también momentos duros y difíciles.
Está bien sentirse triste, vulnerable, somos seres frágiles, somos humanos, y eso no significa que no tengamos fortaleza.
Reconocer nuestra propia vulnerabilidad, es de valientes, no somos héroes.
¿Por qué los individuos responden de diferentes maneras ante las adversidades?
Algunos reaccionan con mayor entereza, adaptación, mientras otros se paralizan o desarrollan algún trastorno mental.
La respuesta de cada individuo ante las adversidades dependerá de diversos factores como son: sus circunstancias, su historia de vida, su red de apoyo, la resiliencia que hayan construido a lo largo de su vida.
“Resiliencia viene del término latín resilio, volver atrás, volver de un asalto, resaltar, rebotar».2
“El término se adaptó al uso en psicología y otras ciencias sociales para referirse a las personas que a pesar de sufrir situaciones estresantes no son afectadas psicológicamente por ellas”. 3
La resiliencia es la capacidad de iniciar un desarrollo después de un trauma, es la capacidad de enfrentar y sobreponerse a la desgracia, salir fortalecidos ante los embates de la vida.
Si un niño desde su nacimiento ha recibido improntas biológicas que lo fortalezcan, se desarrollará y podrá enfrentarse mejor si vive una tragedia.
Si una persona tiene un entorno seguro antes de la tragedia y después de la tragedia, afrontará de mejor manera la situación.
Depende mucho del entorno y poco de la persona.
-Creando un entorno seguro para el niño con sus vínculos más cercanos: los tíos, los abuelos, los padres, etc.
-Primero dándole seguridad a la madre, padre, para que ellos le transmitan esa seguridad a los niños.
La segurización es crear un vínculo de apego familiar que se teje día a día.
Si un niño vive en un entorno de precariedad social, donde viva violencia conyugal, crecerá vulnerabilizado y no será resiliente. Todo lo que viva puede convertirse en una experiencia traumática.
Si hemos crecido fortalecidos y con seguridad, si recibimos un golpe, si vivimos una tragedia y hemos aprendido a ser más fuertes que el sufrimiento, sufriremos menos.
-Cambiando de actitud: Encontrando los aprendizajes en cada situación y adversidades que nos presente la vida. La actitud que tomemos frente a la vida.
-Gratitud: Reconocer y agradecer todos los recursos, fortalezas, habilidades que poseemos, ser más optimistas y mirar las cosas desde otra perspectiva.
-Esperanza hacia el futuro: Crear planes, proyectos, rediseñar nuestra vida con una mirada esperanzadora.
-Arte: El arte juega un papel muy importante en el proceso de la resiliencia, nos ayuda a regularnos emocionalmente.
Los procesos creativos nos ayudan a apalabrar lo insoportable de la situación a través de los lienzos, dibujos, escribir, leer, etc.
Si hacemos algo con ese dolor, ese sufrimiento lo habremos transformado en obra de arte, lo habremos sublimado, lo habremos trascendido.
-El cine, teatro: Para todas las personas dañadas, traumatizadas, la identificación con el actor en sus obras es una forma de que sean sus portavoces manteniendo el control de sus emociones.
Todas las producciones artísticas están hechas para superar la tragedia.
-El humor: El humor es una gran herramienta que nos permite sobrellevar situaciones dolorosas y liberar tensión emocional.
-Hacer comunidad: Después de haber vivido un evento traumático es recomendable no quedarnos solos porque podemos agravar el sufrimiento y movernos hacia la depresión. Buscar a las personas de confianza que tengamos: familia, amigos, sacerdote, psicólogo, etc.
El desarrollo de la resiliencia personal no es solamente desarrollar las habilidades personales, se teje en la relación con las demás personas en comunidad.
La capacidad de dar y recibir afecto es la fuente principal de resiliencia, ser empáticos, cálidos, cooperativos y solidarios entre nosotros.
“Quién tiene un porqué para vivir, encontrará casi siempre el cómo». 4
La mejor manera de recuperarnos ante una tragedia es tener un propósito en la vida: ayudar a los demás, donar en alguna fundación, ser voluntario en alguna causa humanitaria, aficiones, hobbies, producen bienestar y sentido de vida.
En estos tiempos tan duros y difíciles de pandemia que estamos atravesando, podemos entrenar esta competencia psicológica: la resiliencia.
A través de un proceso psicoterapéutico en la Clínica de Atención Psicológica Integral CAPI, tenemos especialistas expertos para acompañarte, guiarte y brindarte las herramientas necesarias para ser una persona más resiliente.
Referencias: