El adolescente puede y va a probar algunas sustancias, situaciones y decisiones nuevas. Es una época donde va a ensayar una diversidad de roles y de actividades, buscando formar una identidad propia. Al ser una etapa donde la impulsividad y la agresión se elevan, es común que presenten conductas de rebeldía, de oposicionismo y de actuar antes de pensar. Y va haber una oscilación constante, que muchas veces va confundiendo a los adultos, entre conductas por un lado agrandadas de “Yo todo lo sé”, “Yo puedo solo”, “No necesito de nadie, yo me manejo solito”; mezcladas con conductas infantiles, donde por momentos vuelve a ser ese niño que se pega a mami, que pide ayuda del papá para que le resuelva algún problema, que se vuelca en un llanto porque tuvo una mala experiencia.
Si bien la adolescencia es una época de crisis, de revolución y de movimiento donde habrá conductas que a los adultos puedan enojarnos, angustiarnos y alarmarnos, es importante identificar qué conductas son aquellas que pueden llamarse conductas propias adolescentes y cuándo ya son señales de alarma, a las que hay que prestar una atención inmediata porque algo grave está ocurriendo en la mente de ese adolescente.
Señales de alarma
Enlisté 10 señales de alarma, no son las únicas y no es que vayan en orden de importancia, pero que nos pueden servir para orientarnos en ese momento de tantos cambios o para poder percatarnos cuando hay alguien que puede estar en una situación grave.
Crueldad en el trato
Conductas donde se dañe a personas o animales, o donde se maltraten a ellos mismos.
Burlas devaluatorias y acciones donde haya intención de daño: cortarse, mutilarse.
Figuras de autoridad completamente devaluadas.
Envidia
Oposicionismo severo.
Devaluar los logros de los demás.
Considerar que el trabajo duro y constante es algo inferior y que ellos pueden tener cosas mejores con menos esfuerzo y por otros medios, muchas veces pasando encima de los demás.
Enfocarse únicamente en sus beneficios.
Ausencia de culpa
Dificultad para reflexionar y responsabilizarse de sus acciones, tendencia a responsabilizar a los demás de su situación o de sus errores.
Falta interior de un “Chin” interno, que dé la posibilidad personal de pensar en qué se pudo fallar y buscar reparar; y en su lugar aparecen actitudes que pueden ser más de desprecio, burla o triunfo hacia los demás.
Robo, delincuencia, actitudes malignas a otros.
Actitudes compulsivas y adictivas
Pueden ser maratones de una sola actividad que termina monopolizando su vida, como: jugar videojuegos, fiestas interminables, estudiar interminablemente, masturbarse todo el tiempo.
Adicciones a drogas y otras sustancias.
Descuido de su sexualidad
Exhibir su cuerpo en momentos inapropiados o que le generen problemas.
Exponer imágenes íntimas en público a través de redes sociales o mensajes.
Hipersexualidad y promiscuidad extremas.
Rigidez
Se busca tener la razón todo el tiempo y someter a los demás, muchas veces restándoles autoridad para ellos quedarse con el poder o el saber.
Comportamientos de mucha pulcritud y orden o de excesivo desorden y suciedad.
Descuido de su persona
Descuido a su cuidado sexual, embarazos adolescentes, contagiarse y contagiar a otros de enfermedades.
Una búsqueda de exhibirse de manera descontrolada.
Descuido total del cuerpo, estar extremadamente sucios, con olor a orina.
Aislamiento constante
Dificultades para levantarse de la cama, hacer actividades en el mundo exterior, pasar mucho tiempo encerrados.
Incapacidad de hacer amigos de su edad o encontrar actividades que les apasionen y donde desarrollen sus potenciales y habilidades.
El adolescente bien portado
Actitudes “adultas”, optando en ocasiones por permanecer inmersos en su núcleo familiar, en lugar de relacionarse con personas de su edad.
O también portarse como “niñotes” más interesados en el juego y en actividades infantiles.
Pueden pasar desapercibidos y como no causan problemas para los maestros o autoridades, entonces es más difícil que lleguen al área de psicopedagogía o con algún especialista que pueda ayudarlos.
Pensamientos, emociones y acciones desbordadas
Pensamiento caótico, desordenado, ausencia de emociones, verborrea excesiva, alucinaciones (ver, escuchar, oler, sentir cosas que los demás no), delirios (una convicción irrefutable de un hecho fuera de la realidad).
Creer que son lo mejor del mundo y que nunca les va a pasar nada.
Conductas y reacciones de mucha intensidad, muchas veces sin la posibilidad de ser expresadas en palabras, si no más en acciones desbordadas, desorganizadas y caóticas.
Pérdida del sentido de la realidad.
Hay que recordar que cada adolescente tiene una historia individual.
En la medida en que exista una relación clara, cercana y predecible, en el mejor de los casos construida desde la infancia; los padres tendrán un mejor “radar interno” para detectar cuando algo en particular esté pasando con el adolescente.
Es muy importante, que si se observa alguna o varias de estas señales de alarma acudir inmediatamente con un profesional (psicoterapeuta o psiquiatra) que pueda valorar la situación, así como plantear la intervención que se requiere.
En CAPI contamos con especialistas que pueden ayudarle a usted y a su familia.
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