La convivencia entre el pequeño felino y Santiago duró un par de años, desde que Santiago tenía cinco; Félix fue su regalo de cumpleaños.
Los padres se encontraban extremadamente angustiados ya que no entendían cómo era posible que Santiago “sufriera tanto si únicamente era un gato”.
Sin embargo y desde un punto de vista psicológico, las mascotas simbolizan para los niños algo mucho más grande y complejo que una simple mascota.
La modalidad de relación que un niño pueda desplegar con su mascota le ayudará a construir lazos basados en el respeto. Le genera, además, un enlace con la naturaleza, crea hábitos y fija límites. Una relación basada en el cuidado y en el amor puede favorecer el desarrollo de la comunicación verbal, no verbal, la compasión y la empatía.
La mascota puede también devenir en “el guardián” de los secretos y pensamientos privados de los chicos. Ellos con frecuencia les hablan al igual que lo hacen con sus peluches. Esto les posibilita desplegar sus fantasías, estimula el intercambio de actividades lúdicas y favorece su socialización y el desarrollo de habilidades motrices.
Desde hace muchos años, diversos estudios se han realizado para encontrar los beneficios psicológicos que existen entre aquellas personas que poseen mascotas y las que no, de los cuales éstos son los más importantes:
Las personas que tienen una mascota son más felices: los dueños de perros y gatos son menos propensos a sufrir de depresión. Incluso para aquellas personas que desarrollan una depresión clínica, tener una mascota puede ayudarles a salir de un episodio depresivo mayor de manera más eficaz incluso que la medicación. Asumir el cuidado de un perro requiere una rutina y te obliga a permanecer un poco activo.
La interacción y el amor recibido de una mascota también puede ayudar a las personas a mantenerse positivas. Incluso el simple acto de mirar a su mascota aumenta la cantidad de oxitocina, la sustancia química que hace que tu cerebro se sienta bien.
Disminuyen el sentimiento de soledad: su presencia constante hace que las personas se sientan más confiadas, seguras y protegidas. Su compañía también estimula el contacto físico y la comunicación; casi todos los dueños le hablan a su mascota y la conversación resulta más relajante debido a una sencilla razón: los animales no juzgan a las personas.
Los niños aprenden: la convivencia con las mascotas contribuye a que los niños aprendan valores positivos como el respeto hacia los animales y la vida, la amistad y el amor, crea sentido de responsabilidad y promueve la comunicación entre padres e hijos.
Sin embargo y a pesar de los beneficios que las mascotas representan para sus dueños, sean éstos niños o adultos, siempre hay retos y situaciones difíciles que enfrentar, como en el caso del pequeño Santiago.
Para éstos y todo tipo de problemas, siempre será recomendable un espacio de escucha y apoyo psicoterapéutico, en donde tampoco hay juicios, dogmas, ni prejuicios.