A veces se aniquila al adulto mayor, como si él ya no tuviera voz, como si ya no tuviera la oportunidad de elegir las cosas que aún quiere realizar. En muchos casos las personas de la tercera edad ya no tienen el deseo por nada, y la familia tiende a desesperarse y a no brindarles los servicios que requieren, pensando que llevarlos al psicólogo es tirar el dinero, porque ya están grandes.
La terapia permite al adulto mayor tener un espacio de bienestar en donde puede nombrar sus emociones, su vida, y de tal forma brindarle herramientas para afrontar y aceptar esta etapa.
La pérdida de la pareja es uno de los principales motivos por lo cual traen a terapia al adulto mayor, cuando pierden a su pareja de tantos años algunos realmente manifiestan alivio, pero no saben cómo manejarlo y por otro lado, algunos más necesitan apoyo por que se acostumbraron a que la pareja les brindaba todo y estaban siempre acompañados.
En esta etapa es importante la aceptación de su propia vida, ya que esto les permitirá continuar de una forma más armónica con lo que tienen, de lo contrario las personas tienen una sensación de desesperación en la que interviene la depresión y sentimientos de frustración por no haber conseguido nada.
A consulta los suelen traer los hijos, generalmente un día uno otro día otro, y en la primera sesión suelen ir todos; la primera sesión les sirve a los hijos para descargar la situación y para acusar a sus padres del por qué no quieren bañarse, y no hacen caso. El adulto mayor en la primera sesión solo asienta su cabeza, algunos se enojan y muy pocos hablan. Cuando me quedo sola con ellos siempre les hago saber que aquí los que eligen son ellos y que si ellos no quieren venir, para mí su decisión es la más importante; también les digo que podrían ocupar este espacio para redescubrirse, saber algo que tal vez no saben de ellos y sobre todo, para que puedan soltar todo aquello que les impide seguir adelante.
Hay muchos factores que limitan el apoyo psicológico en el adulto mayor: la salud física, la compañía, atención, factores económicos, el sentir que dependen de los hijos, etc.
Ojalá podamos ser más empáticos, más tolerantes, más amorosos con el adulto mayor, sin duda alguna, eso hará la diferencia.
Egresada de la Universidad Salesiana, realizó estudios en Psicología infantil, Desarrollo, Alternativas educativas y psicoterapia. Tiene una Especialidad en Psicoterapia Infantil en la Asociación Mexicana de Alternativas en Psicología.
Cursó un Diplomado en Formación Humanista por la Universidad Salesiana y un Diplomado en Terapia de Juego en AMAPSI.
Asimismo, realizó estudios en Capacitación Didáctica en Educación Preescolar por la SEP. Ha impartido Talleres de Psicología Infantil a docentes y padres de familia; así como talleres dirigidos a adolescentes y ha trabajado como Instructora de Estimulación Temprana.
Posee experiencia clínica en consultorio privado y actualmente, es Especialista en Terapia infantil y adolescente, en la Clínica de Atención Psicológica Integral, CAPI.