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Sin embargo, existen comportamientos que nos revelan ese niño o niña que llevamos dentro, como cuando nos encontramos aislándonos y no contando lo que nos sucede por miedo a lo que pase, posponiendo temas por no hablar de lo que sentimos, haciendo un berrinche o tolerando algunas situaciones que no son amorosas para nosotros mismos.
Mirar a nuestro niño interior es atender esos aspectos olvidados de nuestra infancia que pueden conectarnos con nuestro pasado para entender situaciones que representan retos difíciles de superar, pues nuestro adulto no posee las herramientas para responder a esas circunstancias, porque en la infancia ese niño no las recibió, por lo tanto, va a responder como niño.
Si en esta mirada al interior nos encontramos con un niño herido vamos a reencontrarnos también con Mamá y Papá desde sus mejores intentos por darnos amor y el cuidado necesario para nuestro desarrollo; ¿pero si lo que encontramos es olvido, abandono o simplemente un padre ausente y una madre que hizo lo mejor que pudo con lo que tenía? Si en esta pregunta te detienes, piensa en tus dificultades para poner límites o quizá en todas esas ocasiones en las que cedes tu poder personal porque el estilo de crianza en tu infancia se excedió en exigencias. ¿Qué tal si te desconectaste de lo que te molestaba porque era más importante no molestar a los demás?
Piensa en ese niño que constantemente era anulado con los famosos “Tú no opines”, “No te metas en la plática de los adultos”, “No interrumpas” o simplemente fuiste ignorado porque había cosas más importantes de que hablar, como pagar las cuentas, y el hecho de que encontraras esa mariquita en la ventana, no era importante.
¿Cuántas conductas de sacrificio has encontrado en tu vida, enviando siempre el mensaje de que eres menos importante que los demás? o ¿simplemente pospones tus deseos para cuando puedas pagar esas vacaciones o esa actividad que siempre has querido hacer?
recibiendo el amor y el reconocimiento a través de los demás, pero no siempre en las circunstancias ideales. Como adultos podemos entender que nuestros padres tenían sus propias dificultades y quizá con esto entendamos que sí existía amor hacia nuestro niño o niña, pero su condición los hizo imperfectos. Cuando somos niños no podemos entender profundamente estas cosas, y somos únicamente afectados por las circunstancias. El niño no posee pensamiento abstracto para comprender que el padre no se hace cargo de su función paterna, que quizá es abusador y agresivo, que la madre es permisiva y no pone límites a los abusos, o qué tal que alguno de los padres es frío y ausente, porque tiene depresión.
La importancia de mirar a nuestro niño es indispensable para desarrollarnos en un ambiente saludable, ya sea en la pareja, en el ámbito laboral, con amigos o incluso con nuestros hijos, si es que ya los tenemos.
A medida que te hagas cargo de tu niño, este se encontrará con las herramientas necesarias para enfrentarse a situaciones de las que antes no era capaz; ahora le darás el amor y guía que necesita, y con esto te encontrarás con un adulto pleno.
Te invito hacerte cargo de tu niño o niña interior, observa el origen de tu familia y encuéntrate con ese pequeño, pregúntate: ¿qué es lo que tu niño o niña necesita? Posiblemente hallarás un niño que quiera amor y cuidado, puedes darle el reconocimiento que tanto buscas en el otro y no encuentras, porque no es ahí donde hay que buscar.
Cuida de él y no lo expongas. Basta de poner tu felicidad en manos de otros, no des a tu niño herido a personas que no entienden cómo se siente y por favor, no vuelvas a posponer tus deseos priorizando los de otros.
Por último dedico estas líneas a mi niña, que desde pequeña encontró magia en las letras. Y… ¿qué le darás hoy a tu niña o niño interior?
Licenciada en Pedagogía con título otorgado por la Universidad Nacional Autónoma de México. Es Licenciada en Pedagogía en el área de Psicopedagogía por la Universidad Autónoma de México (UNAM). Pasante de la Maestría en Pedagogía por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Terapeuta de Lenguaje y aprendizaje con 12 años de experiencia, actualmente trabajando como Terapeuta de Lenguaje y Aprendizaje Individual y en la Secretaría de Educación P´blica (SEP).
