Si a algo se alude constantemente en la sociedad contemporánea es a la violencia; percibimos, sentimos y somos físicamente objeto de lo que llamamos violencia en diferentes sentidos; sin embargo, lo llegamos a ver como algo externo a nosotros, algo que debe ser tratado o abordado para aquellos que lo necesitan pero violencia denota muchas definiciones y aseveraciones desde los tipos y ámbitos en los que se presenta.
Cuando hablamos de violencia pensamos en las transgresiones o atracos cometidos por individuos o grupos organizados con fines criminales que agravian la vida de otras personas. También apelamos constantemente a la violencia con relación a las organizaciones terroristas que atentan contra sociedades y gobiernos, o la guerra entre pueblos, estos actos masivos llaman la atención y es más fácil nombrarlos que aquella que resulta casi imperceptible: como la violencia familiar, de pareja o en el noviazgo.
Por lo anterior, es importante tener presente los elementos básicos de lo que representa la violencia, así que vale la pena preguntarse: ¿Qué es violencia?
Violencia es “todo acto, omisión, actitud o expresión que genere, o tenga el potencial de generar, daño emocional, físico o sexual, cuyo propósito es someter, dominar y controlar a otra persona».
La violencia tiene efectos claros y contundentes, pareciera que lo evidente son los golpes, sin embargo, muchas veces es sutil y se esconde en palabras, bromas, chistes o comentarios que descalifican, humillan, denigran a la persona tanto en privado como en público.
Considero que todos en algún momento de nuestras vidas hemos experimentado, presenciado directa o indirectamente algún acto de violencia, de manera que ninguno de nosotros es completamente ajeno a este asunto; sin embargo, esto no facilita su reconocimiento ni minimiza la gravedad, por lo que a continuación haré ejemplificaciones de los tipos de violencia. Te sugiero que a la par hagas un ejercicio: piensa en tu pareja actual o la última que tuviste y marca el o los puntos vivenciados en tu relación según las conductas que se enlistan.
Las conductas que podemos encontrar son:
La violencia psicológica o emocional es cualquier acción de negligencia, abandono, intimidación, coacción, devaluación, marginación, anulación, celotipia (celos), prohibiciones, coacciones, condicionamientos, restricción a la autodeterminación y amenazas, que provocan en quien las recibe deterioro, disminución o afectación en las diferentes áreas de la personalidad.
Las conductas que podemos encontrar son:
Los ejemplos anteriores ejemplifican la violencia física, la cual se define como cualquier acto que inflige daño no accidental, a través del uso la fuerza física o algún tipo de arma u objeto que pueda provocar o no lesiones, ya sean internas, externas o ambas, encaminado a obtener el sometimiento y control.
Las conductas que podemos encontrar son:
La violencia económica es toda acción u omisión que afecta la supervivencia económica de la víctima, a través de poner limitaciones encaminadas tanto al control de la accesibilidad al dinero dentro de la pareja como a la participación en la toma de decisiones con respecto a la forma en que se emplea el mismo y la adquisición de bienes materiales.
Las conductas que podemos encontrar son:
Cualquier acto u omisión que afecta la supervivencia de la persona mediante la transformación, sustracción, destrucción, retención o distracción de objetos, documentos personales, bienes y valores, derechos patrimoniales o recursos económicos.
Las conductas que podemos encontrar son:
Violencia sexual es cualquier acto que degrada o daña el cuerpo y/o la sexualidad y atenta contra tu libertad, dignidad e integridad física. Es una expresión de abuso de poder que implica la supremacía buscando denigrar y reducir al otro al nivel de un objeto.
Después de revisar la clasificación de violencia y sus ejemplos, quizás tú como muchas personas estés pensando “ya me di cuenta que estoy en una relacion violenta» ¿Ahora, qué hago?
Estas trampas son comportamientos, acciones y actitudes que disfrazadas de normalidad engañan y hacen creer que sólo se están teniendo problemas pasajeros normales de toda pareja, por lo que se minimizan y justifican los comportamientos violentos y aparecen comentarios como: «así es su carácter «, «sólo es así cuando está cansado», » estaba tomado, pero no es así todos los días».
Por lo tanto, las posibilidades de reconocer conductas violentas muchas veces se ven opacadas y minimizadas por justificaciones como las anteriores. Por eso la mayoría de las personas se quedan con una pareja violenta; no porque tengan problemas mentales o ahí quieran quedarse, sino porque ambas personas entablan una dinámica relacional que atrapa y confunde. Esto ocurre porque se encuentran en un proceso cíclico que incluye: 1.-Acumulación de tensión, 2.-Explosión de violencia y 3.-Arrepentimiento-ternura (luna de miel). Estas fases corresponden al ciclo de la violencia, Whaley (2001).
Este ciclo se repite una y otra vez y en cada vuelta las agresiones que son cada vez más fuertes y frecuentes, lo que disminuye los recursos para salir del espiral de la violencia.
La dificultad tan grande de mirarse violentado, de atreverse a reconocer «a mí también me pasa, no a mi madre, vecina o amiga», es una valiosa e importante aproximación a mirar lo que ocurre y nombrarlo.
Si bien la gravedad e incidencia de los hechos de violencia es importante, también lo es la forma en que se vive, pero en la mayoría de los casos el silencio se hace presente.El silencio es un hecho violento en sí mismo, y el otro silencio se manifiesta en cómo se vive, cómo que se siente. Lo anterior es un punto crucial, por lo que representa un parte aguas: silenciar vs nombrar la violencia.
Al nombrarla se inicia un proceso de deconstrucción de la historia de violencia y victimización, para construir una historia alternativa basada en fortalezas y modelos pacíficos de relación.
Puedes trabajar estos y otros aspectos en terapia. Pide informes y haz una cita. Recuerda: todos merecemos una vida libre de violencia.