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Sin saber que esta visión es generada por las proyecciones de los deseos y anhelos de uno mismo, mirando poco e incluso justificando lo que en realidad es nuestra pareja. Pero así como hay buenos momentos existe crisis, las cuales son necesarias para ajustar lo que no funciona, y como todo ajuste, la crisis de pareja es de las más duras que se puede vivir, afecta y a todas las áreas de la persona que la está padeciendo, toda la vida personal, el ánimo va de un extremo al otro, los pensamientos giran alrededor de los problemas sin resolver con la pareja que perturban día y noche perdiendo la paz.
Si no se resuelven los conflictos en pareja se acumulan, lo cual hacen que afectan el rendimiento del trabajo, la salud emocional y física se deteriora, incontables veces se pierde el apetito, se duerme mal o al revés, aumenta el apetito o todo el tiempo se tiene ganas de dormir y en muchos casos la motivación de la vida se va apagando como una vela sin aire
Ante esta nefasta realidad, los sentimientos son confusos, se experimenta frustración, impotencia, ya que no sabes cómo resolver la situación, incluso no le ves solución y peor se siente desesperanza porque la relación con tu pareja parece que no va por buen rumbo.
Para esas bajadas que se presentan en la aventura de la vida en pareja hay que identificar el tipo de crisis, ya que existen muchos tipos de crisis, hay que identificar qué es lo que está generando el conflicto. Si se trata de tensión acumulada, estrés, problemas con los hijos, problemas familiares, rutina sexual, etc. Dependiendo de la razón y el origen son las estrategias que se aplican para solucionar.
Una vez que se haya detectado el problema es necesario hablarlo. La comunicación es fundamental para resolver las crisis de pareja, pero no se trata de reprochar, culpar o de gritar, sino de hablar de forma efectiva y descubre las mejores formas de llegar a una conversación con la pareja y no olvidar que lo fundamental es la resolución del conflicto.
Pero creo que antes de todo es hacer una evaluación de ver si uno está dispuesto a solucionarlo, Para resolver cualquier situación en la vida hay que estar dispuesto a hacerlo, éste es el primer paso. Una crisis de pareja no es la excepción, por eso ambos miembros deben estar dispuestos a comprometerse en el proceso de intentar superar sus diferencias. Salir de una crisis de pareja no es fácil, requiere de mucha inteligencia emocional para poder enfrentar los conflictos de forma exitosa.
El punto anterior es importante ya que uno de los ejercicios básicos e importantes para salir de la crisis es el que se tiene que hacer es el de recuperar los vínculos que los unían en el pasado, en especial cuando sentimos que estos se han perdido. En vez de llenarnos con las cosas negativas de esa persona, resulta necesario reconectar con las positivas, por ello algunos especialistas recomendamos realizar juntos algún hobbie, algo que los apasione, e intentar a diario encontrar las cosas buenas de esa persona que han hecho que estemos a su lado durante el tiempo que ha durado la relación.
En la fase del enamoramiento se abren los sentidos en el que se percibe la profunda belleza de la otra persona, y así percibirla llena de dones y virtudes, es el famoso “hechizo” que se da al inicio de la relación. Si bien es cierto que el enamoramiento no dura para siempre y tiene una fecha de caducidad, afortunadamente podemos hacer que esta etapa regrese, pero aún mejor crear “un hechizo de amor maduro”, que da la evolución y el aprendizaje que da el tiempo, los diferentes retos y conflictos que llevan a conformar un amor maduro. Esta estrategia toca la nostalgia y motiva al cambio ya que los miembros de la pareja se dan cuenta que ya no son los mismos, se dan cuenta que han olvidado muchas cosas importantes por aspectos que a lo mejor no tienen tanta importancia y también motivan a retomar las cosas que disfrutaban mucho y ya no lo hacen más.
En una relación de pareja se dice que no basta el amor, sino que se necesita de una “buen amor” que consiste en aprender, valorar, conocer, ser curiosos, de observar de cerca al otro y nunca dejar de mirarse como cuando todo empezó: con admiración, respeto y deseo.
No existe una receta para solucionar una crisis, ni mucho menos para rescatar una relación pero algo que es seguro es que el trabajo que la pareja tiene que hacer es encontrar la propia para poder salir adelante. Existen puntos de partida para retomar el vínculo y una de ellas es recordar que los unió, eso marca una diferencia y abre una posibilidad de continuar en la relación.
Estudió en la Facultad de Psicología de la UNAM, la Maestría en Psicoterapia de pareja y familia en el Instituto de Terapia Familiar CENCALLI, certificación nivel II en Psicoterapia asistida por equinos, avalado por EAGALA, cuenta con Diplomados en: Trastornos de la Alimentación (cursado en Monte Fénix), Enfermedades Psicosomáticas (en Circulo Psicoanalítico), Nutrición Biodirigida y Homeopatía (ambos avalados por la Escuela Latinoamericana de Educación en Salud Integrativa), Psicoterapia con enfoque psicoanalítico en pareja (avalado por APM), especialización en terapia de pareja (IFAC). Cursando actualmente un Diplomado en las diferentes configuraciones familiares en el Instituto de Psicoanálisis de Pareja y Familia.
Tiene experiencia laboral de 16 años como psicoterapeuta. Laboró 5 años en AVALON Centro de atención para la mujer, como psicoterapeuta de cuidado continuo, realizando pláticas a padres de familia y psicoterapia grupal. Posteriormente trabajó en Máxima Perfección, por un año, como psicoterapeuta en el tratamiento multidisciplinario de la obesidad. Y tiene 10 años de experiencia como psicoterapeuta de pareja y familia en el Centro de Atención Psicológica Integral, CAPI
