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Muchas veces confundimos el no hablar, no intercambiar palabras o no dialogar, con «no comunicación», pero nada más alejado de la realidad. Pues el hecho de que las cosas no sean puestas en palabras, no es sinónimo de que no sean dichas de otras formas, pues seguramente muchas veces al día comunicamos lo que sentimos, lo que pensamos, lo que deseamos, lo que nos molesta o lo que nos gusta. Incluso, podemos sentir mucha molestia sin que nos digan una sola palabra.
Un ejemplo, es cuando hacemos un comentario de manera sarcástica o irónica. Ahí se puede notar que el mensaje no está en lo que decimos, sino en la manera que lo decimos. Sin embargo, el sarcasmo no es el mejor modo de expresión. Puede ser más beneficioso si hablamos claro respecto a nuestros sentimientos y pensamientos, para que exista una verdadera comprensión y empatía mutua.
El psicólogo Paul Watzlawick a partir de la observación del comportamiento, la comunicación y los códigos que comparten las personas en diversos contextos y culturas, descubrió que las personas se comunicaban en dos niveles: a nivel digital y nivel analógico.
Se refiere a las palabras que utilizamos, en un sentido literal y textual.
Por ejemplo: «Qué bueno que mi suegra viene a comer hoy»
En un sentido literal esas fueron sus palabras. No obstante, también existe la manera, la forma o la emocionalidad con que se dijeron esas palabras. Y ese es el segundo nivel.
Se refiere a la manera o la intención con que se expresan las palabras y que puede ser o no congruente con lo dicho.
Por ejemplo:
«Qué bueno que viene mi suegra a comer hoy» (esto lo dices mientras arrastras las palabras, lo dices entre dientes, con tono de molestia y cierto sarcasmo).
Aunque en un sentido literal dijo que le daba gusto que su suegra fuera a comer a casa, en realidad no le es tan agradable, y lo hizo saber con su modo de decirlo.
Pero hablar de manera más clara y asertiva mejora muchísimo las relaciones familiares y sociales y los acuerdos a los que se lleguen, pues lo harán de manera pacífica y clara.
A veces cuando no cruzamos palabras con alguien, podemos interpretarlo como «no nos comunicamos», pero si estamos conscientes de que no toda la comunicación es lo que decimos, sino también cómo lo decimos y lo que hacemos, entonces podremos estar más atentos y con el panorama más amplio para poder resolver los problemas de manera más efectiva.
Quizá te resulte difícil identificar si hay o no comunicación en tus relaciones, pero para eso sirve la psicoterapia individual y familiar, pues a través de este proceso lograrás identificar esas fallas en la comunicación y mejorar o recuperar tus relaciones y alcanzar el Bien-estar.
En conclusión podemos decir que: la NO COMUNICACIÓN, NO EXISTE. Siempre, de una u otra forma, te estarás comunicando con el otro, y el otro te comunicará algo.
Y no olvides lo que Paul Watzlawick dijo en uno de sus axiomas: es imposible no comunicar.
