Es decir, la importancia de la familia radica en el hecho de que es el primer grupo con el que la persona tiene contacto y, por ende, el principal contexto en donde comienza a desarrollarse.
En este sentido, es en la familia en donde el niño comienza a adquirir las habilidades básicas para la comunicación, desde el contacto con la madre, el padre, los hermanos y los familiares más cercanos, entonces, cuando ésta se encuentra ante la presencia de una dificultad para comunicarse, es de esperarse que esta situación afecte en primera instancia a los miembros que la componen y, en consecuencia, tengan diferentes reacciones ante la misma, lo cual influirá en la forma en que han de hacer frente a la situación, porque ello depende de las circunstancias particulares y características del niño y sus familiares.
Algunas de las etapas por las que suele pasa la familia pueden ser la conmoción, la preocupación, angustia, impotencia, desesperación e incluso en algunas ocasiones la negación, reacciones que suscitan conflictos dentro de ésta, provocando así sentimientos de inestabilidad, abandono, ira y culpabilidad sobre todo en los padres de familia, no obstante, es importante que este proceso sea utilizado como un catalizador para asimilar la importancia de la situación y la necesidad de actuación en pro de su mejora.
En este sentido, es importante hacer notar el gran peso que tiene el apoyo e intervención familiar para la superación, avance y el pleno desarrollo de los niños con dificultades en el lenguaje, ya que, aunque sea un largo proceso de trabajo y compromiso, lo es también que la forma en que hacen frente al mismo es lo que influirá de manera determinante en el bienestar integral del niño.
En este sentido, cuando la familia llega a la asimilación de la necesidad de intervención para el correcto desarrollo del lenguaje en el niño, y hace conciencia de sus condiciones, necesidades y particularidades, se da paso a nuevas posibilidades de desarrollo, tanto para el niño, como para la familia en general.
El trabajo puede ser arduo y agotador, pues, la búsqueda de alternativas y la asistencia a las diversas instituciones de atención (médica, logopédica, psicológica y educativa), dependerán, en gran medida, de la participación familiar.
Así que, el estímulo constante, la firmeza y claridad en los límites son los mejores recursos que, como familia, le pueden brindar a éste para estimular su crecimiento y desarrollo.
Así pues, las dificultades en el lenguaje de un miembro de la familia no va a ser algo fácil, pues se va a requerir de una gran disposición y esfuerzo para comprenderlo y apoyarlo, pues aunque, como se ha podido ver, la familia atraviesa por diversos estados en relación a esta situación, también es cierto que su participación activa en el proceso de intervención y atención, es fundamental.