Llegué a CAPI a terminar terapia en lugar de mi mamá, pero ella no la quiso iniciar. Yo tomé la decisión de enfrentar el pasado y mi presente; junto con mi especialista describí muchas situaciones que pasaba por alto y que impactaban de manera directa en mi vida.
El proceso me costó mucho dolor, lágrimas y esfuerzo, pero definitivamente valió la pena, gracias a ser guiada y escuchada por una profesional.
Ojalá todos en algún momento de su existencia se dieran la oportunidad de conocerse por medio de una terapia, suena fácil, ¡pero no lo es!
Gracias CAPI