Testimonio AJ pareja

Mi sentir antes y después de la terapia:

Antes:

Una tristeza y frustración indescriptible ante una inminente ruptura de mi matrimonio, por más que hacía para evitarlo no encontraba el camino adecuado para lograrlo.
Tenía mucho resentimiento hacia mi esposa porque no entendía como era tan fácil para ella la separación y para mí era una especie de duelo por la muerte de algo muy amado.
Una falta de comunicación y entendimiento total ante el más pequeño problema.
Veía problemas en mí y trataba de corregirlos, pero para mí era imprescindible que mi esposa reconociera que ella estaba también muy mal.
Me sentía tan solo y poco amado.

Después:

La tristeza se convirtió en felicidad, ya quedo atrás la posibilidad de la separación, hemos encontrado diversos caminos para lograr una buena comunicación y entendimiento.
El resentimiento no es opción ya que son mas las alegrías vividas con mi esposa que los puntos negros en estos ya casi 30 años.
Ahora sigo viendo problemas en mi, sigo en proceso de corregirlos, pero ya no es imprescindible que mi esposa reconozca sus fallas, se las externo tiene una gran apertura a escucharlas, quizás en ocasiones no las acepta o entiende como yo, pero existe gran apertura para dialogar, sin sentirse agredida.
Me siento amado, ya que primordialmente mi esposa lo demuestra con más frecuencia, además yo comprendo que cada quien tiene su forma de demostrarlo y que los tiempos e intensidades no se pueden medir de la misma manera entre mi esposa y yo.

Mis consejos para una pareja que empieza su terapia.

Tengan presente que no vienen a acusarse mutuamente.
Tengan paciencia, no abandonen la terapia porque no obtengan resultados inmediatos, la solución llegará cuando cada quién reconozca sus propios demonios para sí mismo y para su pareja, tu pareja en verdad necesita que lo hagas ya que eso la impulsará a reconocer los suyos.
Nadie tiene la verdad absoluta, conoce a tu pareja para que sepa reconocer a sus demonios y no te enganches con ellos.
No enfoques tu mirada en el punto negro que te distrae de contemplar cuanto haz recibido de tu pareja.

Hace un año al llegar a la terapia en una escala del 1 al 10 estabas en: 0

Mi matrimonio estaba prácticamente al borde del divorcio.
El dolor de sentirme no amado por mis padres.
Autoestima bajísima.
Crisis existenciales constantes.

Actualmente estoy en un: 6

Mi matrimonio se va estabilizando y va madurando cada vez más.
Me he puesto que cuando mis papas se vayan de este mundo, no deben de llevar en su maleta de viaje, mis dolores, rencores y tristezas, que ellos han sido un factor muy importante en mi aprendizaje y evolución y que les agradezco todo, tanto bueno como malo porque ellos en su entender hicieron siempre lo mejor que pudieron.
Mi autoestima poco a poco va mejorando, pero sigue siendo uno de mis principales objetivos de mejora.
El por qué ya no es importante, el para qué es parte fundamental de cada uno de mis días y el cómo es lo que me cuesta más trabajo, pero estoy más consciente de que esa es la forma de lograr ser feliz cada día.

Lo que hizo mi pareja:

Aceptar que ella tiene sus propios conflictos internos fue fundamental, ya que por más que uno trabaje en mejorar en sus errores si ambos no aceptábamos que éramos responsables era muy difícil aceptar siempre la carga de todo lo malo en nuestra relación.
Trabajar en sus conflictos, es mas dulce y amorosa y reacciona mucho más rápido de manera positiva, eso hace que salgamos mas fácilmente de cualquier problema.
Conocer mis demonios.
Aceptar mis demonios y lo más importante ver que hay en mi también cosas muy buenas.

Lo que hice para llegar a esta calificación:

Reconocer que mi esposa me ama sin que yo sienta dolor porque las formas y tiempos en que cada uno de nosotros lo manifiesta son diferentes.
Enfocarme en trabajar mis demonios, ya estaba consciente de ellos, sin embargo, dejaba que se posesionaran de mi mas fácilmente y ahora los reconozco y los domino la mayoría de las veces.
Dejar que la terapia nos enseñara a cada uno de nosotros de lo que somos responsables fue muy efectivo en vez de querer acusar e imponer mi verdad.

¿Qué calificación me daba en general antes de la terapia?: 4

¿Por qué me daba esa calificación?

Porque contemplo dos aspectos en mi vida que van muy relacionados uno del otro. El personal y el de pareja y dentro del personal sentía que iba teniendo logros importantes, que iba realizándome, que tenia fuerza y valor para lograr metas, y en el aspecto de pareja había muchas diferencias por más que lo intentáramos no lográbamos llegar a tener acuerdos para mejorar nuestra relación.

Hoy en día me doy una calificación de 8

¿Por qué me doy esa calificación?

Porque siento que todo está mas equilibrado, aunque hay algunos conflictos no los siento tan terribles como antes. Al reconocer mis debilidades o mis demonios me ayuda a centrarme.

¿Qué hice para llegar a esa calificación?

Primero que nada aceptar que me saboteaba, que yo ponía palabras o pensamientos negativos hacia mi misma lastimándome o minimizándome y eso en realidad no había pasado o no lo había dicho Ale.
También esto mismo pero del lado contrario, es decir, entender y comprender que Ale también tiene sus demonios que no debo engancharme con ellos.
Que no todo es color de rosa o no todo es negro.

¿Qué hizo tu pareja?

Ha entendido mis demonios y ha luchado mucho para no engancharse con ellos, ha sido muy comprensivo y cariñoso y me ha ayudado mucho. También al reconocer sus propios demonios hay mas entendimiento.
Y aunque a veces me duele o me enfada que me recuerde a mis demonios es necesario. Y lo agradezco.

¿Qué necesito hacer para subir de calificación?

Hacer algún tipo de rutina eleva-autoestima para recordarme siempre que PUEDO equivocarme y que no pasara nada, que no soy ni seré perfecta, que si Ale no esta de acuerdo conmigo tampoco esta en mi contra. Que no porque tengamos un desacuerdo o un pleito dejamos de querernos. No sabotear nuestra relación por cualquier cosa.
No prolongar los pleitos ni dejarnos de hablar por mucho tiempo, siempre tener la apertura para reconciliarnos.

Ya por último entender que si yo hago algo por él no necesariamente él tiene que hacer algo por mi, o no estar esperando que haga algo a cambio. Lo que hago lo debo de hacer porque lo quiero.