Niños agradecidos = Niños con autoestima. Psicologos CDMX

Niños agradecidos = Niños con autoestima

junio 17, 2020
Cuando éramos pequeños, en numerosas situaciones nuestros mayores nos han ensañado a dar las gracias (por la comida, la salud tras estornudar, un elogio, etcétera) en la vida diaria utilizamos el “Gracias” como una palabra muy frecuente dentro de nuestro vocabulario, y también forma parte de nuestra cultura universal.

En la actualidad, las personas tenemos más información y cultivamos la espiritualidad con más disposición porque sabemos que nos enriquece como personas. Lejos de hablar de religión, la espiritualidad es conocer la parte profunda de nuestro ser; si vivimos cultivándola, una enorme cantidad de situaciones internas cambian y se externan. De hecho, la espiritualidad es uno de los cimientos principales de la salud mental, parte de ello se refleja en cuan agradecidos estamos con todo lo que poseemos, con cada oportunidad de la vida, incluso con las cosas materiales.

¿Te sientes bien cuando te dan las gracias por algo? Tu autoestima siente una punzada alegre, pero esta depende de cuan acostumbrado estás en agradecer y recibir esa gratitud. Tú como adulto ya estás acostumbrado a hacerlo, porque lo cultivaste, lo convertiste en un hábito o quizás porque tus padres te lo enseñaron, aunque la experiencia me dice que de mis mayores aprendí solo el agradecimiento a las cosas comunes a las que estamos acostumbrados.

Volviendo a la pregunta ¿te sientes bien cuando te dan las gracias? Ahora te invito a pensar como lo sentirá tu hijo si se lo enseñas.

A menudo, como padres, nos preocupa la autoestima de nuestros hijos e intentamos de muchas maneras decirles cuáles son sus cualidades y habilidades. Pero el desarrollo de su autoestima no depende solo de ti; tú podrías ser el padre más genial a la hora de elogiar sus habilidades y cualidades, pero cuando tu hijo se enfrenta a otros entornos, como con sus compañeros, el tema es otro porque cada niño valora diferentes cosas.

Y aunque es de suma importancia que su familia crea en ellos, somos seres sociales y gran parte de nuestra autoestima se forma en los ámbitos sociale. Esto lo podemos ver, sobre todo, en la adolescencia, que es cuando los chicos valoran más el consejo de un amigo que el de sus padres. Ser una persona agradecida requiere autoestima, si en casa la enseñamos la gratitud como un estilo de vida, en sus círculos sociales será algo más natural.

Seguramente has escuchado muchas veces el dicho que dice: “Los hijos son el reflejo de sus padres” hay más que una verdad en ello, al enseñarle a tu hijo a vivir en gratitud, le estás enseñando a tener una actitud positiva sobre la vida, a valorar lo que hacen las personas por ellos, y a sentirse bien porque un agradecimiento por sus habilidades, sus capacidades y cualidades alimenta su autoestima. Hay una analogía que dice que las personas somos como rocas, somos tan duras y sólidas, pero si a esa roca le echas agua cada día la roca cambia su forma y hasta pierde masa, con el tiempo, el agua viene siendo la influencia que traen las personas a nuestras vidas, nos moldean y nos cambian de manera gradual. Enseñar a nuestros hijos a vivir en gratitud los convierte en buena influencia para ellos y para los demás, y también atraerá personas de buena influencia similares a la de él.

Vivimos tiempos complicados y nos olvidamos de agradecer y, mucho peor, no lo propiciamos a nuestros pequeños. En su audiolibro “Confinados a solas o en compañía”, Silvia Congost dedica varios capítulos a la actual situación de confinamiento por la emergencia sanitaria ante el COVID-19, se mencionan numerosas estrategias para sobrellevar de la mejor manera la situación actual, pero la autora hace un fuerte hincapié en cómo vivir en gratitud nos permite apreciar las cosas buenas de esta situación, ya que pensar todo el tiempo en lo malo y trasmitir estos pensamientos puede llevarnos (a nosotros y a nuestros seres queridos) a situaciones que hacen más difícil el confinamiento. Los más pequeños están expuestos a todo lo que trasmitimos, por eso la autora nos invita a darnos cuenta de que son tiempos para convivir con nuestra familia y también a conocer a nuestros hijos, aprender a comunicarnos con ellos y enseñarles nuevas cosas que antes –por la falta de tiempo– no teníamos oportunidad; al tener esto en cuenta formaremos relaciones familiares sanas, y los más pequeños se sienten tranquilos.

Toma en cuenta que los pensamientos negativos se contagian, pero también los positivos y una manera de aumentar nuestros pensamientos positivos de acuerdo con la autora es vivir en gratitud.

Por ello, te invito a practicar el agradecimiento, ya que el confinamiento y la pandemia no se tratan solo de ocuparnos de los deberes del día, verás que lejos de evadir la realidad, tu perspectiva y la de los pequeños cambiará. Es importante influir esta práctica y este estilo de vida en los que serán el futuro. Numerosos estudios científicos y sociales comprueban que el vivir en gratitud con la vida tiene numerosos beneficios. A continuación, te enlistaré de manera breve cuales son los beneficios que podrían obtener tú y tu pequeño al practicar la gratitud para que te animes a fomentar esta práctica a sus vidas:

  • Les enseña a valorar lo que poseen (una casa, alimentos, salud) y, por lo tanto, cuando se enfrentan a las adversidades, buscarán más lo bueno que lo malo, lo que sí tienen y quitarán a valor a lo innecesario.
  • Sus pensamientos se vuelven más selectivos. En vez de vivir en el pesimismo y la negatividad, aprenden a enfocarse en pensamientos que son positivos y buscan soluciones en lugar de quejas que no llegan a ningún lado.
  • Vivir en gratitud enseña a las personas a no ser victimitas en todo lo que les sucede, por que se vuelven más conscientes de que lo que les sucede, se vuelven más responsables de sus actos y consecuencias en vez de “culpar a otros” al dejar de justificar, mides con más inteligencia tus actos ya sea que beneficien o afecten a los demás.
  • Mejora la forma en que nos relacionamos socialmente porque al agradecer, estás enseñando a tu pequeño a dar reconocimiento y valoración hacia las demás personas, al mismo tiempo le enseñas qué relaciones son sanas y cuales son tóxicas, porque hay quienes constantemente buscan el reconocimiento sin reciprocidad, y hay personas que están incondicionalmente para los demás. La gratitud que demuestran es un fuerte indicador de ello.
  • Cuando agradece lo que tiene, se siente seguro, satisfecho. Es más difícil dejarse llevar por lo material y a la tendencia de llenar vacíos; esto es muy importante durante la adolescencia, ya que si se siente satisfecho, no buscará aceptación y atención de manera desesperada. Enseñar esto desde pequeño a nuestro hijo nos permite crear personas más humanas cuando son adultos también.

Ahora bien, te estás preguntando ¿acaso mi hijo debe agradecer absolutamente todo?

No necesariamente, pero él solito va encontrar que también hay algo para agradecer, aún cuando la situación no sea de lo más favorable. Te voy a sugerir algunos pequeños actos que te pueden funcionar para trabajar la gratitud en casa, ahora que ya has conocido que hay más de un beneficio:

  • Escribir o dibujar a diario en un papelito algo por lo que agradecer en el día, puede ser algo que ya sucedió o algo que deseamos obtener, agradecer por adelantado nos permite tener una actitud positiva haciendo que suceda. Mete en un frasco los papelitos guardándolos para un gran momento.
  • Cuando las situaciones en nuestra vida no sean de los más favorables, es cuando abriremos el frasco para darnos un empujón ante la situación. Créeme que funciona.
  • Crear dos collages: uno en el que pongamos las cosas que agradecemos (se vale usar tantos colores y recortes como deseemos) y otro en el cual colocar cosas que deseemos lograr u obtener y, cuando alguna de estas se consiga, podemos poner la palabra “gracias” o una estrellita. Los pequeños se sentirán muy satisfechos de haber conseguido sus metas y este ejercicio les enseña a tener visión y creatividad sobre la vida.
  • Poner arriba del espejo las palabras “Hoy agradezco:” y tu pequeño deberá decir qué agradece hoy de él mismo, puede ser algo físico o algo personal (agradezco estar sano, agradezco tener linda sonrisa). La finalidad de este ejercicio es ejercitar su autoestima y formar su propio auto concepto.

Puedes seguir una o puedes seguir todas las sugerencias que te he dado, lo importante de este artículo es que comprendas que enseñar gratitud va más allá de enseñar modales. Es en realidad una forma de vivir, que tu hijo no tiene que llegar a ser adulto para conocer este estilo de vida tan favorecedor. Por otra parte, como padres tenemos un importante papel: el de enseñarles a nuestros hijos los beneficios que se obtienen al practicar esta favorable forma de ver la vida. Si tienes alguna duda, o te gustaría una asesoría psicológica sobre el tema o sobre cómo trabajarlo, acércate a CAPI, te agradecemos la confianza que pones en nuestras manos.

Lizbeth Griselda Escutia Becerril

Lic. Terapeuta en Comunicación Humana


MBA. En Rehabilitación Neurológica. Certificada
Especialista en lenguaje, voz, habla y audición.
Especialista en Atención temprana y Neurodesarrollo de la primera infancia

Cédula Profesional 08707620

Licenciada Terapeuta en Comunicación Humana, graduada en Escuela Superior de Rehabilitación INR. Especialista en atención temprana, certificada por la Maestría en Rehabilitación Neurológica en la Universidad Autónoma Metropolitana. Experiencia de más de 9 años como Terapeuta individual y grupal, para infantes, adolescentes, adultos e instituciones escolares y hospitales. Amplia preparación en tratamiento y evaluación en neurodesarrollo, aprendizaje, lenguaje, voz, habla y audición. Experiencia de 4 años como investigador en el área de Ciencias Biológicas de la Salud.

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