Si nos detenemos un poco a analizar estas realidades que como seres humanos estamos viviendo ante el escenario actual, podemos darnos cuenta que éstas revelan diferentes reacciones o estados emocionales, los cuales se activan en nuestro interior y pueden manifestarse generalmente de diversas formas.
Estas emociones pueden ser alimentadas por el exceso de información que nos llega a través de diferentes fuentes como fake news o comentarios que se viralizan en las redes sociales (en los cuales podemos identificar claramente la confusión, el miedo, el enojo, la desesperación, entre otras emociones que mencionamos) y la saturación del tema de la Emergencia Sanitaria.
Todas estas emociones a las que podemos enfrentarnos durante esta etapa de aislamiento, puede generarnos estrés o ansiedad; sin embargo, es importante que tengamos en cuenta que al ser esta una situación extraordinaria, vamos a presentar cambios emocionales, que más que crearnos inestabilidad o preocupación, debemos aprender a entender, afrontar, procesar y liberar.
Primero, es importante tener claro que nos encontramos ante una situación temporal, que las emociones que podamos sentir o percibir son parte del ser humano y, sobre todo, que las cosas son como las percibimos y lo que en realidad va a tener un impacto en nuestras vidas va a ser la interpretación que hagamos sobre lo que ocurre a nuestro alrededor, es decir, si nosotros ante esta situación nos alimentamos de pensamientos negativos se presentarán indudablemente con mayor frecuencia el temor, la angustia, el estrés y la desesperación; por el contrario, si nosotros tenemos pensamientos positivos, identificaremos en cada situación una oportunidad de aprender y buscaremos diferentes alternativas para responder ante lo que ocurre y vivirlo de una manera diferente.
En este sentido, si cerramos nuestros ojos y recordamos un día de nuestra rutina diaria habitual antes del aislamiento, se podría percibir como una película en cámara rápida: actividades físicas, laborales, escolares, personales, sociales, recreativas, entre otras, algunas de ellas realizadas incluso de manera automática, todas respondiendo a un requerimiento o necesidad… con nuestra mente siempre ocupada y preocupada por planear, prever y hacer… pero esta necesidad ¿era nuestra o de alguien más?, ¿esos planes nos permitían vivir el presente o nos mantenía enfocados en el futuro? ¿Qué emociones teníamos? ¿bienestar y tranquilidad? ¿estrés y angustia? ¿Alguna vez analizamos eso que sentíamos o solamente actuábamos? ¿Existe alguna diferencia entre las emociones que sentíamos antes del confinamiento con las que sentimos ahora? ¿Qué actitud es la que nos hará sentir mejor con o sin aislamiento?
Es importante que realicemos un análisis de cómo somos y cómo nos relacionamos independientemente de las circunstancias a las que nos enfrentemos, entonces, ¿por qué no ver el aislamiento como una oportunidad para mirar-nos, escuchar-nos, percibir-nos y reencontrar-nos?
Es importante que tengamos presente que hay cosas que no vamos a poder cambiar, hay cosas que no están en nuestras manos, aceptémoslo y hagámonos responsables de lo que sí depende de nosotros, mantengámonos en el cuestionamiento constante, porque este nos hará dudar de lo que escuchamos y nos hará analizar y pensar en el otro, así como en nosotros mismos.
¿Qué puedo aprender?, ¿cómo puedo cuidar-me?, ¿cómo puedo ayudar-me?, ¿cómo puedo actuar ante esto? además de que nos permitirá conectarnos con nuestros valores más básicos como la empatía, la confianza, el respeto, la gratitud, el amor… saber quiénes somos y lo que somos capaces de hacer.
Aprovechemos este tiempo entonces, reencontrémonos con nosotros mismos, conectémonos con nuestras emociones y tratemos de ver todas las posibilidades que tenemos frente a nosotros para sentir, pensar y vivir, realicemos aquello que habíamos pospuesto tomando como excusa todas nuestras responsabilidades o la falta de tiempo, actividades tan sencillas como leer un libro, escribir, hacer ejercicio, cuidar nuestra alimentación, meditar, reír, dormir, consentir a nuestro cuerpo, ese que aunque nos sintamos o pensemos que estamos solos nunca nos deja, no estamos en aislamiento, hoy tenemos la oportunidad de voltearnos a ver, reconocernos y agradecer por todo lo bueno que tenemos… la vida nos está dando una lección y esta es: tu tiempo es ahora, sácale el mejor provecho e inviértelo en lo más importante: TÚ.
Licenciada en Pedagogía con título otorgado por la Universidad Nacional Autónoma de México. Es Licenciada en Pedagogía en el área de Psicopedagogía por la Universidad Autónoma de México (UNAM). Pasante de la Maestría en Pedagogía por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Terapeuta de Lenguaje y aprendizaje con 12 años de experiencia, actualmente trabajando como Terapeuta de Lenguaje y Aprendizaje Individual y en la Secretaría de Educación P´blica (SEP).