Recuerde por un momento, la última discusión que tuvo con su jefe en el trabajo, o con su hijo adolescente, o con su pareja… Imagínese a sí mismo viéndolo en perspectiva, como si estuviera viendo una obra de teatro. Haga un zoom in en usted y observe cuáles fueron sus reacciones durante el evento.
Si enuncia cada una de sus reacciones, se dará cuenta que son respuestas a sentirse no escuchado, sino por el contrario, juzgado.
El lenguaje con el que normalmente nos comunicamos pertenece a aquél del dominio, aquél que sabe ordenar, aquél que supone saber más de uno que de sí mismo. Lenguaje donde el canal de comunicación se observa compuesto de “etiquetas”, que normalmente genera furia, culpa, vergüenza y hasta depresión. Ambas partes que se quieren comunicar se sienten más aisladas, el método ha sido “eficiente” nuevamente. Es sabido que cuando uno quiere entablar una comunicación se debe de efectuar “escucha” pero difícilmente se le puede nombrar escucha a la reactividad con la que contestamos sin tomar en cuenta las necesidades del otro y sólo pretendemos reaccionar de acuerdo a la agenda propia.
En la educación de dominio en la que hemos aprendido todos estos condicionamientos, se nos enseña a obedecer; y en dicha dinámica hay un individuo o situación superior, es decir, uno sobre el otro.Y esto comienza a marcar un inicio desequilibrado. Y el “lado” que tenga mayor poder será el que tenga derecho a demandar, exigir; y el otro, a obedecer.
Entablar una comunicación implica una profunda introspección para dar reconocimiento a las necesidades más genuinas que se tienen. Y esto comienza a dar un tinte muy diferente a lo que nos han enseñado como proceso de comunicación, ¿no cree? ¿Por qué sería necesario identificar las necesidades que usted tiene?, porque esa sería la primera clave para que el que tiene enfrente baje la guardia y al fin, entre dos (o más) pueda florecer la comunicación; entonces sucede la magia de encontrar la propia sintonía y la conexión con el otro.
El ejercicio de identificar las necesidades propias hace que entable una comunicación profunda y cercana consigo mismo para después hacerlo con el otro. La comunicación sincera consigo mismo le hará saber qué emociones, necesidades hay en usted, y le dará la oportunidad de conocerse más de, de reconocerse. Y entonces, si está consigo mismo, y sabe de usted, también puede saber del otro.
Al hacerce consciente de sus necesidades sabe de usted, por lo cual, el dominio no surte mayor efecto, pues aquél ser que es capaz de identificar sus propias necesidades se sale del discurso de dominio y esclavitud.
En este momento podrá estarse preguntando para qué sirve saber más de usted mismo si lo que quiere es algo del otro. Esto es lo que se tiene pensado, que la comunicación es el medio a partir del cual se obtienen cosas, ¡y no!… es el método a partir del cual se pueden tender puentes entre dos realidades, entre dos seres queridos. Cualquier cosa que obtenga será un fruto del puente creado.
La capacidad de distinguir las necesidades propias y las de los demás darán oportunidad de satisfacer las necesidades de todos, y entonces sí habrá un ganar-ganar, y no un ganar-someter.
Lo que normalmente pensamos cuando queremos algo del otro es señalarlo de la forma más puntillosa, de manera que el otro se vea exhibido para que cambie hacia lo que nosotros requerimos… este ha sido el formato que hemos desarrollado durante varias generaciones y no hace falta darse cuenta que lo que hemos construido, nos ha llevado a más distancia, aislamiento, guerra, desdicha y corazones insatisfechos.
La comunicación que dará la oportunidad de satisfacción a las necesidades es aquella que contiene estos 5 elementos:
Si es que en algún momento ha sentido que la comunicación que ocupa no le ha llevado a la satisfacción deseada para usted y sus seres queridos o los involucrados, le invito a conocer más acerca de usted mismo y sus necesidades, entable una relación con usted… pero si aún no sabe cómo, le animo a agendar una cita en CAPI (Clínica de Atención Psicológica Integral) para darse la oportunidad de generar herramientas valiosas para su vida.
Psicóloga Clínica egresada de la Facultad de Psicología de la UNAM. Titulada con mención honorífica, cursó un diplomado en Tanatología por el INMEXTAC. Tiene una especialidad en terapia psicocorporal por el Centro Yollocalli; así como experiencia en el abordaje de adicciones, trastornos de alimentación, depresión y codependencia en Avalon. Ha trabajado en investigaciones dentro del IMSS, el tema de violencia intrafamiliar y de pareja. Ha realizado acompañamiento institucional y privado con un equipo interdisciplinario con médicos psiquiatras, psicoanalistas y terapeutas de otras corrientes. Cursó además un seminario de pareja bajo un enfoque psicoanalítico. A la fecha se encuentra en estudios para la aplicación de técnicas de meditación para distintas afecciones o padecimientos.
Actualmente realiza talleres, da cursos y conferencias con diversos temas para estudiantes, padres de familia o personas que se encuentran en el desarrollo y equilibrio de sí mismos. Es especialista en la Clínica de Atención Psicológica Integral, CAPI.