Invertir en salud mental no es cosa de locos (Parte 2). Psicologos CDMX

Invertir en salud mental no es cosa de locos (Parte 2)

enero 17, 2018
¿Qué es lo que hacen los psicoterapeutas, los psiquiatras, cuáles son las diferencias entre ellos y cómo saber cuándo acudir a uno, a otro o si necesito ambos?

Decía en la primera parte de este artículo que, ante la necesidad de una cirugía de corazón, difícilmente vamos a considerar a un buen dentista o ginecólogo para que la realice. El planteamiento se escucha bastante absurdo. Pero, entonces, ¿por qué cuando llegamos al tema de las emociones y los medicamentos psiquiátricos, consideramos la posibilidad de que sea el médico general quien nos mande unas gotas para dormir bien o para bajar la ansiedad? ¿Por qué la resistencia a acudir al especialista que tiene las herramientas para quitarnos nuestra afección; cuando lo que necesitamos es una psicoterapia?

Un psicoterapeuta es un terapeuta que trabaja con el tema de la mente, de las emociones, de esas cuestiones que están ahí en nuestra mente y que tienen influencia directa en nuestro hacer y quehacer diario, pero de las cuales somos inconscientes, es decir, no tenemos conocimiento. Puede tratarse de una persona que haya estudiado la licenciatura en psicología, pero no basta con eso. Es decir, un psicólogo que sólo tenga la licenciatura en psicología no puede dar terapia. ¿Por qué? Porque como el médico general, requiere una especialidad dentro de las tantas que hay en el área clínica. Además de la formación, debe cumplir con otra serie de requerimientos para poder dedicarse a dar terapia. El tema de las emociones y de la mente es algo sumamente importante en una persona, es complejo, delicado y no podemos dejar todo eso en manos de alguien no preparado.

Un psicoterapeuta NO puede medicar. Los psicoterapeutas deben tener conocimientos de psiquiatría, de psicofarmacología, de los efectos que causan los medicamentos en la mente, pero para medicar debe tenerse la especialidad de psiquiatría.

Es común también, que los médicos generales receten antidepresivos, lo cual es como pensar que si tengo alguna afección en el corazón… ¿iría a que me opere un oftalmólogo?

El psiquiatra es un médico que hizo primero la carrera de medicina y luego una especialidad en psiquiatría. Son los expertos en el tema de los neurotransmisores, los efectos de éstos en la mente y el medicamento que se requiere en cada caso.

Los medicamentos son un tema delicado, genera miedo regularmente, y no en todos los casos son necesarios. Es en este punto donde nuevamente puede manifestarse el miedo al pensar: “¿Entonces estoy loco? ¿No tengo remedio? ¿Toda mi vida voy a necesitar del ‘chocho’?” Y no es así, cada caso es diferente, cada persona es única y por eso requiere una buena atención en la que se haga una valoración y se le aclare bien al paciente por qué si o por qué no se plantea la intervención de un psiquiatra, y en general del tratamiento.

Los medicamentos nunca pueden entrar en el organismo de trancazo ni salir abruptamente, por lo que es un riesgo grande que una persona se automedique. Debe haber un seguimiento cercano para ajustar la dosis, ya que cada organismo reacciona diferente y cada medicamento requiere diferentes tiempos para poder manifestar sus efectos.

¿Qué psicoterapia tomar?

En el campo de las psicoterapias, que serían las terapias que trabajan con las emociones principalmente, con la mente, sin dejar de considerar factores físicos y sociales, tenemos de inicio: terapias individuales, de pareja, familiar y terapias grupales, donde estamos con otras personas y donde se trabaja un aspecto en común, y que representan en ocasiones una inversión más accesible, en la que además hay una retroalimentación grupal.

Cada psicoterapia tiene un enfoque, por ejemplo: terapias con orientación humanista, psicocorporal, psicoanálisis, cognitiva conductual, sistémica.

Algunas se centran en determinados objetivos específicos, como superar el miedo a viajar en avión, adquirir diferentes hábitos o modificar ciertas conductas; y una vez logrado el objetivo, se puede evaluar si se cierra el proceso o se continúa. Otras, se centran más en el sistema familiar, por ejemplo, se considera que el grupo va teniendo una influencia y afectación sobre las dificultades a nivel personal. Otras, se enfocan en las potencialidades de la persona y otras asocian lo psíquico con lo corporal, con un trabajo más profundo en el cuerpo.

El común es quizá la exploración del interior de la persona, de su mente y de sus emociones; buscar fortalecer a la persona para que pueda resolver conflictos y tener una mejor calidad en su vida y en sus relaciones.

Entonces, ¿para dónde debo ir?… todo depende, ¿de qué?: por un lado, depende de lo que la persona está buscando, es decir, si nada más quiere subirse a un avión o vencer otro miedo, difícilmente querrá permanecer en una terapia por más tiempo. Sin embargo, también depende de lo que la persona necesite y no siempre se concilian ambas cosas. Siempre, aunque vayamos con la mejor intención para trabajar en nuestras emociones y hayamos tomado nosotros la decisión de ir a terapia, hay una parte que quiere ir y otra que no quiere.

Por tanto, lo que habría que hacer es acudir con un buen especialista para una valoración de lo que necesitamos y atendernos o, en su caso, derivarnos con alguien que nos pueda ayudar.

Yo pienso que la terapia es un espacio de autoconocimiento, a partir del cual puedo darme cuenta de aspectos que desconozco de mí o aspectos que rechazo en mí, para integrarlos y trabajarlos. Se van fortaleciendo áreas de mi mente, a partir de las cuales puedo establecer tipos de relaciones diferentes, tiendo menos a la destructividad y opto más por el desarrollo y crecimiento personal.

Darían Leader, en su libro Melancolía, dice:

«La exploración de la interioridad humana está siendo reemplazada con una idea fija de higiene mental»; esto que quiere decir, que muchas veces lo que vemos que una persona, alguna institución o una sociedad busca es quitar el síntoma, pero no arreglar el problema que causa ese síntoma.

La terapia es un proceso, y todo proceso lleva tiempo, e implica dolor mental que muchas veces no todas las personas toleran, pero que da acceso a la posibilidad de vivir con una mayor calidad y enriquecimiento en la vida. Decía Freud, además: “Es más cara la enfermedad mental.” Y creo que tiene mucha razón, es más caro costear alguna enfermedad física crónica, por ejemplo, resultado de situaciones emocionales, relaciones destructivas o un malestar general en la vida; además que una persona no tendría por qué vivir continuamente angustiada, deprimida o agobiada, cuando hay recursos para solucionar y tener cosas diferentes.

Un actor llamado Odyn Dupeyron en una entrevista que le hicieron, decía algo así como: “Canasta básica: leche, huevos, terapia… muchos de los segundos, para ir a terapia».

Así que por qué no considerar cambiar, en pleno siglo XXI, la visión de la terapia y pensar: “Que el ir a terapia sea visto como un símbolo de bienestar y no de locura”. Es un camino que vale la pena.

CAPI. Clínica de Atención Psicológica Integral

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