Cuando hablamos de ECOSIG nos referimos a los “Esfuerzos para Corregir la Orientación Sexual e Identidad de Género”, también conocidas como “terapias de conversión”. Se les llama así a todas aquellas prácticas ya sean de índole psicológico, psiquiátrico, religioso, espiritual o académico, que pretenden modificar, anular, obstaculizar o menoscabar la orientación sexual y/o la identidad de género.
Este tipo de prácticas se caracterizan por recurrir a métodos antiéticos y peligrosos; suelen emplear violencia psicoemocional, moral, física e incluso sexual en algunos casos. Se guían por la premisa de que la homosexualidad es una enfermedad, lo cual es una afirmación errónea que carece de fundamentación científica.
La exposición a este tipo de prácticas tiene como consecuencia la pérdida de la autoestima, vergüenza, culpa, daño físico y emocional, desarrollo de estrés postraumático, ansiedad, depresión, así como también en muchos casos las personas son orilladas al suicidio.
Actualmente en México han sido aprobadas reformas al Código Penal que tipifican como delito a los ECOSIG o Terapias de conversión, estableciéndose sanciones que van de 2 a 5 años de prisión, ya que son consideradas crueles, denigrantes y van en contra de la dignidad humana.
Lamentablemente aún siguen existiendo los ECOSIG, a pesar de los avances en cuanto a Leyes y Derechos Humanos. Es difícil detectar estas prácticas ya que se suelen llevar a cabo en la clandestinidad; pueden presentarse con distintos camuflajes como retiros espirituales, terapias de superación personal, charlas religiosas, coaching, anexos, grupos de apoyo, entre otros.
Todavía es frecuente que familiares recurran a este tipo de prácticas cuando se enteran que un miembro de su familia es homosexual, bisexual o transexual; esta situación se vuelve aún más complicada cuando se trata de menores de edad. El someter a alguien a estos procedimientos suele estar influenciado por desconocimiento, temor y creencias regularmente de índole religioso.
A diferencia de los ECOSIG, las Terapias Psicológicas deben estar basadas en la ética y el trato digno, no buscan cambiar la orientación sexual ni la identidad de género, sino que el objetivo es:
Esto permite que puedan dar apoyo, aceptación y reconocimiento a la persona que se identifica como parte de la diversidad sexual.
En CAPI ponemos a tu disposición un equipo de psicólogos especializados que guían su práctica profesional en la ética y la inclusión, respetando y apoyando la diversidad sexual y de género.