Dejemos de asociar enojo con agresión: todo lo que debemos saber. Psicologos CDMX

Dejemos de asociar enojo con agresión: todo lo que debemos saber

abril 21, 2025
Todos sabemos lo que es experimentar enojo, ya sea fugaz o inundarnos de furia total. Aunque, cuando observamos a alguien manifestar enojo, es posible que nos cause inquietud, ya que en muchas ocasiones esta emoción se asocia erróneamente con agresividad, violencia, destrucción, etc. Esta relación socialmente arraigada, hace que el enojo sea visto como una emoción desafiante, pero, ¿es realmente así?
"El enojo no es en sí mismo negativo, sino, lo que decidimos hacer con él determinará si será destructivo o constructivo."
Daniel Goleman

El enojo es una respuesta natural, una herramienta vital utilizada para sobrevivir en el día a día.

¿Por qué es llamada una herramienta?
Porque es una emoción completamente natural, la cual surge cuando se percibe una amenaza, injusticia, violación de los límites personales o daño a la integridad. Así, el enojo actúa como impulso para la acción, que nos motiva a enfrentar una situación que consideramos un problema y nos ayuda a sobrevivir como especie.

¿Cómo saber si estoy enojado o enojada?
Cuando estamos enojados se acelera el ritmo cardiaco, aumenta la presión arterial, se libera adrenalina y cortisol, hay tensión muscular, dilatación de pupilas, cambios de respiración, aumento de sudoración, aumento de temperatura corporal, alteraciones del sistema digestivo y/o sequedad en la boca.

El enojo tiene un inicio y un fin. Expertos han señalado que la reacción dura entre 5 y 20 minutos, y su intensidad, frecuencia y duración, son clave para poder medirlo:
– Intensidad: “Grado de fuerza o expresión con que se manifiesta el enojo”.
– Frecuencia: “Número de veces que se repite el enojo en el tiempo”.
– Duración: “Tiempo que dura el enojo desde el comienzo al fin”.

Si reconocemos que estamos enojados, es posible que hayamos pasado un proceso de pensamientos constantes que nos llevan a evaluar la situación, lo que influye directamente en nuestra emoción.

Objetivo del enojo

Al experimentar enojo el cuerpo presenta síntomas físicos y reacciones psicológicas en señal de emergencia y prepara al cuerpo para responder (lucha/protección) o esquivar (huida), y con ello sobrevivir ante una amenaza presentada dándonos energía para establecer límites. Por ello no es posible eliminarla, puesto que nos motiva a actuar en defensa propia.

Hasta este punto, entendemos que el enojo es una reacción funcional ante amenazas percibidas, una señal para cambiar situaciones incompatibles con nuestros derechos, valores y límites. Ejemplo: si alguien invade nuestro espacio personal sin consentimiento o nos molesta constantemente, el enojo nos da la energía para poder poner un límite.

Y, ¿cómo saber si al poner el límite, no caemos en agresiones?

Relación entre el enojo y la agresión
Aunque el enojo puede generar impulsos agresivos, no todos los episodios de enojo deben derivar en comportamientos agresivos.
Algunos expertos mencionan que las emociones y los comportamientos surgen de nuestra interpretación personal sobre las situaciones. Es decir, los pensamientos influyen en la emoción (haciendo al enojo más grande) y esta a su vez nos motiva a decidir cómo actuar (conducta). Es aquí donde las personas pueden responder de forma impulsiva, eligiendo conductas agresivas. Lo cual no es algo que podamos controlar en ciertas ocasiones.
Cuando hablamos de agresión, nos referimos a un ataque desarrollado contra alguien, el cual puede ser físico o simbólico, con la intención de causar daño a otros. Normalmente, esta respuesta involucra una emoción intensa desencadenada de factores internos o externos.

El indicador de que estamos poniendo un límite o defendiendo nuestra integridad sin caer en agresión, es que no causamos daño físico ni psicológico a otro ser.

Problemas con el enojo

Existen factores que pueden llevar a problemas con el enojo, como:
– Alta intensidad, frecuencia o duración del enojo.
– Pensamientos distorsionados, como interpretar situaciones de forma catastrófica, injusta o extremista.
– Falta de habilidades en regulación emocional, lo cual nos lleva a comportamientos impulsivos para aliviar el malestar sin medir consecuencias, pudiendo transgredir los derechos de las personas.

Si notas que el enojo te está afectando de manera negativa, lo recomendado es acudir con un especialista de la salud mental para poder desarrollar estrategias y adquirir habilidades de afrontamiento para manejar el enojo sin recurrir a la agresión. Expertos aseguran que la terapia cognitivo-conductual puede reducir significativamente las agresiones lo que mejorara la capacidad para manejar el estrés y la frustración de manera adaptativa.

Conclusión

El enojo es una emoción normal que tiene una reacción a nivel psicofisiológico que no es sinónimo de agresión o violencia, también es resultado de nuestras interpretaciones y creencias sobre las experiencias que tenemos.
Para poder manejar situaciones que nos sobrepasan con el enojo, se puede recurrir a estrategias de regulación emocional, que ayudan a las personas para poder reflexionar y generar un cambio constructivo.

Cuando el enojo se maneja adecuadamente no es una emoción peligrosa, sino funcional y útil para la autodefensa, lo que puede mejorar las relaciones interpersonales. Si no se maneja de manera adecuada se desencadenan las conductas agresivas no saludables.

En CAPI contamos con un equipo de especialistas en salud altamente calificado y con amplia experiencia en el manejo del enojo. Si sientes que esta emoción te está afectando, no estás solo(a), estamos aquí para ofrecerte el apoyo que necesitas, con el compromiso de acompañarte en cada paso hacia tu bienestar. Brindamos un servicio de calidad y calidez, siempre a tu disposición.

Referencias:
• Goleman, D. (1995). La Inteligencia Emocional. Porque es más importante que el
coeficiente intelectual. Vergara.
• Sukhodolsky, D. G. (2001). Anger control in children and adolescents. Journal of the
American Academy of Child and Adolescent Psychiatry.
• Beck, A. T. (1976). Cognitive therapy and the emotional disorders. Penguin.
• Berkowitz, L. (1993). Aggression: Its causes, consequences, and control. McGraw-Hill.
• Di Giuseppe, M. (2003). Terapia cognitivo-conductual para el manejo de la ira: una
revisión y evaluación. Journal of Clinical Psychology.
• Ellis, A. (2013). Controle su ira antes de que ella lo controle a usted. Cómo dominar las
emociones destructivas. Editorial Paidós.

CAPI. Clínica de Atención Psicológica Integral

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