En su texto clásico, “La Pareja Violenta”, describe lo siguiente: “siendo adolescente, escuché un relato que me impresionó: se trataba de una pareja que vivía frente a un hospital y que se agredía físicamente y con tal saña, que luego tenían que recurrir a los servicios de ese centro asistencial para curar las heridas que se producían”.
Más adelante en el texto, Caratozzolo menciona: “el tiempo me permitió conocer muchas situaciones en las que, si bien el castigo no era corporal, su dureza no era menor. Matrimonios o parejas que discuten violentamente por cualquier tontería, parejas que se denigran frente a quien quiere escucharlas, otras que viven insultándose; en fin, todas las posibles variantes de la agresión puestas en juego para atormentar al compañero. Y sin embargo, pese a todo, la pareja sigue unida, odiándose mutuamente y buscando los medios de herir y humillar al otro”.
Existen muchos argumentos para explicar este tipo de lazos que las parejas establecen, sin embargo, los que nos interesan son los de índole psicológica y emocional.
En muchos de estos casos, lo que mantiene junta a la pareja consiste en dos factores: por un lado, el estímulo excitante, que consiste en un estímulo adecuadamente seleccionado por uno de los miembros de la pareja para captar la atención del otro, que implica un estudio y conocimiento previo del mismo para saber ante qué estímulos reaccionará el cónyuge y ante cuáles será indiferente. Por otro lado y como resultado del intercambio constante de estímulos entre la pareja, surge el vínculo excitante, que tiene como último fin el lograr la conquista total tanto de la psique, como de la mente y la individualidad del otro.
Ejemplos muy claros de esta relación estímulo-vínculo, son los casos de parejas en donde, en primera instancia, los estímulos consisten en agresiones verbales (amenazas, chantajes), pasando después a agresiones físicas (golpes, asfixia), llegando a niveles más graves como lesiones permanentes y, en el peor de los escenarios, la muerte del otro. Es de este tipo de estímulos que se necesitan para mantener vivo al vínculo excitante… vivo, sí, pero con el constante riesgo de que en pos de esta perduración sobrevenga la muerte.
Inmersas en esta diada estímulo-vínculo, se juegan otro tipo de cuestiones referentes a las historias personales de cada miembro de la pareja, me refiero a los temas inconscientes, claves para entender la existencia de este vínculo. Por un lado, hay una demanda inconsciente de uno de los miembros, una demanda que no necesariamente se expresa por caminos sanos y, en el otro miembro de la pareja, hay una respuesta inconsciente de aceptación. Siendo ésta la base del conflicto en muchas de las parejas de la actualidad, una demanda de compañía y un temor inconsciente al abandono en uno, o ambos miembros, que se manifiestan en todo tipo de agresiones. Al final de cuentas, se agrede lo que se teme.
Siendo el inconsciente, precisamente, uno de los componentes en los que un psicoterapeuta se enfoca, la terapia de pareja se convierte en una opción muy recomendable para tratar de entender, en primer lugar, la problemática de pareja y, en segundo, generar cambios dentro de ella.
Es este componente inconsciente de pareja el que se genera con la parte inconsciente de cada uno de los integrantes que, en parejas con una comunicación más abierta y con estímulos excitantes sanos, deviene en una buena relación, más allá de si es una vida conyugal, unión libre o un matrimonio de muchos años de duración.
Las respuestas a este tipo de preguntas son las que un apoyo psicoterapéutico puede ir construyendo, ya sea para cambiar/sanar la relación de pareja o actual o, en dado momento, generar una relación de pareja basada en componentes más constructivos y sanos, entendiendo las cuestiones conscientes e inconscientes que han estado de por medio.
Bibliografía: