Esta sensación de desorganización, es la que hace que los miembros de la pareja sientan que es el fin y surjan toda una serie de pensamientos catastróficos y por lo tanto conductas que en vez de ayudar a la solución del conflicto lo intensifican.
La crisis de pareja no significa el fin de una relación, y es bueno saber que el amor en la pareja, no impide las crisis, pero sí puede convertirse en el principal elemento de apoyo, para buscarles una solución. Ya que uno piensa que crisis es síntoma de falta de amor o de que la relación dejó de ser esa relación que empezó siendo fluida. No hay que olvidar que la relación de pareja puede verse interferida por factores individuales, el estrés, problemas laborales, familiares, económicos o al ciclo natural de la pareja.
En toda pareja, la convivencia, produce una mirada de roces que se transforman en problemas que van creciendo como una bola de nieve, casi sin darse cuenta, la convivencia se torna en una serie de silencios tensos, respuestas enojosas, y rencores continuos; incluso también resulta observable que es más fácil echar la culpa de todo al otro, asumir un papel de víctima y poner distancias y barreras a la comunicación, que la mayoría de las veces demandan una terapia de pareja para su solución.
La manera en que cada miembro de la pareja afronta ese periodo de problemas, es individual y depende de los recursos positivos o negativos que cada uno disponga, por eso es tan difícil de solucionarlo entre ambos y generalmente se requiere de una consulta para iniciar una terapia de pareja. Las habilidades que se tienen que desarrollar para afrontar una crisis son las siguientes, como lo menciona Psic. Alicia de la Fuente:
Dichas características te hacen crecer como persona y hacen madurar tu relación de pareja. Por todo ello, la crisis, lejos de atemorizar, debe servirnos para movernos hacia el terreno de la creatividad y del entusiasmo por el cambio, pues con ellos será relanzada nuestra actividad asistidos ahora por la imaginación y la asunción del riesgo, dos herramientas necesarias para sustituir el modelo ya obsoleto de nuestro negocio por uno más acorde con el nuevo escenario que se avecina y al que debemos anticiparnos.
Las crisis son oportunidades de cambio. Toda crisis es un riesgo y una oportunidad, que deben ser aprovechados. O incluso más: bendecidos, dado que sin períodos de crisis, el progreso se vería debilitado.
Entre las frases célebres atribuidas a Albert Einstein figura la de: ‘Sin crisis no hay desafíos y sin desafíos la vida es una rutina, una lenta agonía’.