La comunicación en la relación de pareja ha sufrido un gran impacto ante la aparición de las redes sociales, a tal grado que ha modificado la relación misma, ya que no solo la distancia se ha acortado sino también los límites, la privacidad y la individualidad. A partir de “saber” cierta parte de lo que pasa con el otro a través de las notificaciones, las palomas de whatss o los likes de Facebook, se ha generado una fantasía de certeza, una falsa seguridad que desemboca en suposiciones sobre el actuar, los deseos e intenciones del otro, a tal punto en que estas versiones creadas sustituyen al otro en su totalidad.
La posibilidad de mirar las publicaciones del ser amado, las respuestas que obtiene a ellas y el tiempo de conexión, son fuentes de conflicto entre las parejas, lo que repercute directamente en la confianza no solo hacia el otro sino también hacia uno mismo, al ser testigo de la forma en que el otro se relaciona con alguien más; lo que denota las diferencias positivas o negativas respecto a cómo se relaciona con nosotros y en muchos casos, cuestionar esa diferencia.
Lo anterior puede ser catalogado como ventaja o desventaja dependiendo desde dónde se mire y el contexto en que se presente; sin embargo, es frecuente que en las parejas o mejor dicho, en alguno de los miembros se traduzca en inseguridad, incertidumbre, ansiedad, deseo de controlar y miedo a perder al ser amado.
Es importante mencionar que también existe otro lado de la moneda, en el cual, las redes sociales han generado una sensación de mayor unión, han fortalecido la comunicación y han sido una ventana para conoer al otro.
Con lo anterior, podemos considerar que las redes sociales pueden ser un recurso o un obstáculo dependiendo de la forma en que nos relacionemos con ellas, es decir, si las pensamos como uno de los tantos espacios de socialización, esparcimiento, conocimiento e intercambio personalizado en los que estamos inmersos día a día; tal vez veríamos que el peligro o no, de que nuestra pareja se interese en otra persona, no radica en las redes, sino en la calidad de relación que construyamos a partir del diálogo y negociación constante. Es decir, es sustancial tener en mente que un factor muy importante en el éxito de las relaciones amorosas es el grado de satisfacción y posibilidad que experimenta cada uno de sus integrantes en la realización de sus actividades cotidianas.
Recordemos que cualquier ser humano construye su realidad de una forma muy particular, basada en experiencias previas, conocimientos, aprendizajes, carencias, etc. por lo que cuando entramos en contacto con alguien en una relación de pareja, podemos tener puntos de coincidencia, más nunca seremos capaces de mirar y sentir tal cual como el otro lo haría, por lo que es importante no pensar o concluir por el otro.
Finalmente, como cualquier otro tema en la pareja, el uso y manejo de las redes sociales es algo que hay que hablar, no para prohibir o limitar, sino para compartir y aclarar lo que se pueda generar. Existen parejas que sin problemas comparten sus redes, algunas otras deciden no hacerlo para evitar complicaciones; eso será una decisión individual planteada en conjunto.
Referencia:
Levis, D. (2005). Amores en red. Buenos Aires. Prometeo.