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Las redes se han convertido en parte muy importante de nuestra vida; son nuestra vía de comunicación, de socialización y de acercanos con el mundo, especialmente con todos los cambios que se han presentado por la pandemia, en donde incluso se han convertido en la principal herramienta de trabajo para la mayoría, lo que ha hecho que aumente el tiempo de uso de las mismas.
Las redes sociales han ayudado, sin duda alguna, al acercamiento, al reencuentro de las personas, que sin ellas, jamás hubiéramos podido conocer. También han permitido que la gente tenga a la mano cualquier tipo de información que se imagine, lo que hace que el mundo de lo “privado” ya no lo sea tanto y que se encuentre a la mano de cualquiera persona.
En las relaciones de pareja, las redes sociales (por los puntos mencionados), hacen que algunas situaciones se salgan de la mano y que la intimidad de la pareja se vea expuesta o también, hacen que muchos factores entren en juego y salgan a la luz los puntos débiles de la misma. Un ejemplo son los celos o la desconfianza que surge por los likes recibidos en una publicación, fotos o comentarios de otras personas en donde se etiqueta a algunos de los miembros de la pareja, lo que generan malas interpretaciones y por lo tanto, discusiones y malos entendidos.
A nivel mundial se tienen estudios y estadísticas en donde los resultados arrojan que el común denominador de un gran número de los divorcios es el mal uso de las redes sociales debido a que estas también se han usado de manera errónea y que favorecen la separación de la relación. Este uso inadecuado puede ser:
1. Para investigar la vida de la pareja o para invadir la individualidad de la pareja.
2. Como medida de fuga, escape de la relación que está en crisis.
3. Resolver algunos conflictos de manera individual y que como daño colateral impacta en la relación de pareja.
Tendríamos que decir que es un mal uso de las redes sociales cuando las personas que se sumergen en ese mundo son aquellas que se alejan de las personas que tienen cerca, se aíslan, dejan de estar presentes en su relación de pareja, familia y amistades, mediante los siguientes comportamientos:
• Todo el tiempo, incluso en horas no apropiadas, contestan correos, mensajes o dan likes.
• Todo el tiempo están conectados o en línea.
• En cualquier ratito están jugando con su celular o revisando sus redes.
• Rompen los acuerdos de la pareja como la exclusividad sexual, llegar tarde o no llegar a las citas, es decir, no cumplen con las responsabilidades o los compromisos por estar en las redes sociales.
Por este tipo de conductas que comienzan a tener las personas que están haciendo mal uso las redes sociales, estas se vuelven potencializadoras de celos, inseguridades, malos entendidos, desconfianza y ansiedad. Todas estas emociones son muy potentes y generan crisis. Ya que algunas de estas emociones rompen los pilares de una relación, como lo es la confianza, aun cuando sea real o no los motivos que la generan.
En las redes sociales hay una gran cantidad de información de una gran cantidad de personas que puede ser mal interpretada, ya que la información es incompleta y sin contexto. Lo que hace que las interpretaciones se hagan a partir de la historia, experiencias previas, crisis actuales, emociones, inseguridades y baja autoestima del que está viendo la información. El interpretar lo que observamos a partir de nuestra historia es la principal causa de crisis, celos, desconfianza, ansiedad.
Esto puede llegar a niveles tan complicados y difíciles de manejar por la pareja, que la persona que está haciendo mal uso de las redes sociales tiene que cerrar todas las redes sociales y cortar con toda actividad, lo que a su vez, en lugar de ayudar a la resolución de la crisis de la pareja, la aumenta; ya que hace que la persona se siente controlada, limitada, pero lo más importante ansiosa pues a través de las redes sociales se busca sentido de pertenencia, seguridad, aceptación, etcétera.
También creo que en la actualidad las redes sociales están sobrevaloradas, ya que lo que se dice en ellas es lo que eres, y la cantidad de amigos, seguidores o likes representa tu valor como persona. Y las parejas no están exentas de este fenómeno, porque algunas parejas evalúan su amor con la cantidad de likes que reciben ya que se interpretan como éxito y reconocimiento, es decir, entre más información compartan de la vida de pareja en las redes sociales, en la fantasía, se vuelve una pareja mucho más exitosa y reconocida, convirtiéndose en esa pareja que no son y que buscan ser. Hay parejas que suben toda la información acerca de su relación, pero lógicamente solo los momentos lindos o los prefabricados de las situaciones ideales de felicidad y que indican amor.
Pero para todo existen límites y en realidad creo que el cómo se usan las redes sociales son indicadores de cómo esta la relación. Es decir, las redes pueden volverse los conductos por donde se expresan incomodidades, desacuerdos, dolores y heridas que se están sufriendo en la pareja.
Por eso, si están pasando una situación así mi recomendación es que acudan con un profesional que los pueda guíar en la resolución del problema real y que con ayuda puedan generar una comunicación más asertiva y sanar el vínculo.
Estudió en la Facultad de Psicología de la UNAM, la Maestría en Psicoterapia de pareja y familia en el Instituto de Terapia Familiar CENCALLI, certificación nivel II en Psicoterapia asistida por equinos, avalado por EAGALA, cuenta con Diplomados en: Trastornos de la Alimentación (cursado en Monte Fénix), Enfermedades Psicosomáticas (en Circulo Psicoanalítico), Nutrición Biodirigida y Homeopatía (ambos avalados por la Escuela Latinoamericana de Educación en Salud Integrativa), Psicoterapia con enfoque psicoanalítico en pareja (avalado por APM), especialización en terapia de pareja (IFAC). Cursando actualmente un Diplomado en las diferentes configuraciones familiares en el Instituto de Psicoanálisis de Pareja y Familia.
Tiene experiencia laboral de 16 años como psicoterapeuta. Laboró 5 años en AVALON Centro de atención para la mujer, como psicoterapeuta de cuidado continuo, realizando pláticas a padres de familia y psicoterapia grupal. Posteriormente trabajó en Máxima Perfección, por un año, como psicoterapeuta en el tratamiento multidisciplinario de la obesidad. Y tiene 10 años de experiencia como psicoterapeuta de pareja y familia en el Centro de Atención Psicológica Integral, CAPI
