En la vida cotidiana los celos se hacen presentes en las distintas áreas en las que nos relacionamos, por ejemplo en la familia, la escuela, el trabajo o la pareja.
¿Te suena familiar? Si la respuesta es sí, estás ante un problema.
Con este tipo de pensamientos empieza un ciclo: las ideas listadas anteriormente como ejemplo, llevan a una suposición inicial de la cual no se tiene certeza, «¿con quien estará?» pero se interpretan una y otra vez haciendo conjeturas caóticas al grado de creer que se está perdiendo algo importante, como el amor de la pareja o la relación misma, que algo está siendo arrebatado por uno o varios rivales externos imaginarios o reales, ¡otra mujer! ¡otro hombre! Y entonces sucede, por simple y “mera” coincidencia una pequeña señal, «un ticket de un cafe» una mínima excusa que confirma los temores y sospechas iniciales, y las suposiciones e interpretaciones vuelven a aparecer esta vez aún más cargadas de miedo a perder a la pareja o el amor que los unía.
Resulta asombroso pero para algunas personas es halagador que los celen, para otras, tantas los celos son un buen indicador de amor, “Si se pone celoso es porque sí le importo”. Esas ideas son erróneas pues están directamente relacionadas con las premisas del amor romántico.
ALTO, este tipo creencias e ideas alimentan los celos. Es el amor incondicional e idealizado el que lleva a los celos, ya que se basa no en una relación igualitaria y libre, sino en el deseo de tener, de poseer hoy y para siempre. Los celos se derivan del deseo, no del amor. Desear es desear poseer y eso nunca es posible.
Las cosas se complican aún más cuando los celos se convierten en un modo particular de vínculo en la pareja: “Si te quiero es porque eres mi amor, mi cómplice, mi todo”… y ahí, repentinamente, aparece la desconfianza como activadora principal de la sospecha de un tercero, como mencioné anteriormente: un rival ficticio o real. Entonces de forma abrupta aparece una amenaza contra sí mismo que afecta el plano físico, lo erótico, lo intelectual o profesional y al mismo tiempo surge un ímpetu de control que dicta: “todo lo tendrás conmigo”, lo que acabara por alterar la relación con la pareja y la relación con las demás personas, pues aparecen elementos como dependencia, pertenencia y exclusividad. Así, por la insaciable búsqueda de la verdad, el camino de los celos a la violencia es muy corto.
“Los celos son una experiencia caótica que atraviesa todas las dimensiones de la persona: el cuerpo, el intelecto, el erotismo, las actitudes… la identidad se trastoca. Se trata de una sensación avasalladora de devastación y derrumbe que pide con urgencia una confirmación y una contención” Manrique R (2009), esto es lo que vive uno de los integrantes de la pareja, mientras que el otro resiente las consecuencias del control, y puede llegar a experimentar ansiedad, cansancio y violencia, lo que hace que cada vez se aproxime a ponerle fin. Es importante tener presente que los celos juegan un papel en la dinámica relacional de la pareja.
¿Eres celoso o te celan? ¿Reconoces algunos rasgos descritos en alguien cercano a ti?, ¿los reconoces en ti mismo? Quizá sea tiempo de pedir ayuda, comunícate a CAPI y pide más información sobre la Terapia Individual o Terapia de pareja y haz una cita.