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Como otros grupos humanos, la familia nace, crece y muere, y en ese desarrollo enfrenta cambios propios del crecimiento y otras crisis derivadas de circunstancias diversas.
Al conjunto de procesos de reorganización, de significados y comportamientos, que se utilizan en situaciones de estrés o crisis familiar, y que sirven para recuperar y mantener niveles óptimos de funcionamiento y bienestar, le llamamos resiliencia familiar.
Todas las personas debemos lidiar con adversidades que provocan estrés, dichos conflictos van desde el orden de lo cotidiano —como el nacimiento del primogénito—, hasta situaciones traumatizantes, pérdidas significativas, conflictos sociales o desastres naturales; estas circunstancias, aisladas o mixtas, pueden afectar directamente a uno o más miembros de la familia, pero repercuten en el grupo en su conjunto, y es así, en conjunto, como enfrentan dichas desavenencias.
Se puede decir entonces, que toda persona, y por ende, todo grupo familiar adquiere o aprende las habilidades que le permiten enfrentar de manera particular ciertas situaciones conflictivas, no obstante, dichas herramientas pueden ser insuficientes para cierto tipo de conflictos, lo que crea incapacidad para resolverlos o incluso la posibilidad de incrementarlos a niveles desastrosos para la integridad familiar y/o de las personas que la integran.
La resiliencia familiar puede ser utilizada para la intervención psicosocial, clínica y de salud con familiar vulnerables o multiproblemáticas. El estudio de la resiliencia familiar comienza con la observación, desde un enfoque ecosistémico, de la capacidad global del grupo en el enfrentamiento de situaciones conflictivas anteriores, iguales o similares a la que causa la crisis actual, se buscarán experiencias exitosas, mismas que servirán como referente para el fortalecimiento de la misma resiliencia.
Desde el análisis ecosistémico, los lazos relacionales que unen a personas y sistemas les permiten caminar hacia una trayectoria compartida, encontrándose a la base de la mayoría de los procesos críticos para el desarrollo humano; a través de los procesos biológicos y psicológicos del estrés, “la autorregulación, la conformación cerebral y su funcionamiento, en la construcción de modelos operativos o esquemas que organizan la experiencia y le confieren sentido, en la estabilidad dinámica que confiere salud mental y en la conquista de las condiciones biopsicosociales esenciales para el desarrollo”. (Shore 2001)
Es entonces en la adversidad, que la resiliencia encuentra su principal nutriente, se vuelve fundamental para el proceso de generación o fortalecimiento de la resiliencia familiar que se identifiquen y reconozcan las situaciones estresantes, conflictivas o críticas que la familia se encuentra enfrentando, para así, identificar las maneras en que se ha venido enfrentando, así como los antecedentes de situaciones similares y experiencias exitosas que permitan reconocer los avances, y así, observar a los obstáculos y a las propias adversidades como incentivos al esfuerzo sostenido hacia la meta de la resiliencia familiar.
La resiliencia familiar, no es una cualidad estática, sino que es un proceso dinámico y cambiante que se manifiesta frente a ciertas exigencias, mientras que puede no observarse en otras condiciones. La resiliencia se contextualiza, su componente se caracteriza por la permanencia que se enfatiza en la “cualidad intrínseca” de la persona, en la que se explica a través del resultado exitoso que se obtiene al estar bajo situaciones de estrés.
La resiliencia familiar se representa a través de un enfoque de resiliencia de “mínimos” en la cual se destaca el rol de la adaptación, donde el proceso es por medio de adaptaciones positivas en un contexto de significados diferentes y un enfoque de resiliencia de “máximos”, en donde no se delimita a la recuperación del equilibrio dentro de un periodo de crisis, pudiendo llevar a cabo un proceso de transformación y crecimiento tanto individual como en el sistema familiar. La función principal de la familia, es transmitir protección y adaptación al grupo, así como el medio en el que se desenvuelve. Con la finalidad de lograr el desarrollo de herramienta que les permita a los miembros protección, y que impida una caída en la familia por conflictos que se den entre la misma y no se lleguen a resolver.
Es importante desde la mirada terapéutica, reconocer que las familias poseen diversas fortalezas familiares, las que les permitirán desarrollar una serie de competencias que podrán proteger a los miembros del sistema, a través de su recuperación, viéndose beneficiada por medio de la red de apoyo con la que cuente el sistema familiar.
La finalidad de la intervención terapéutica en la resiliencia familiar, es acompañar a los miembros del sistema para que se fortalezcan su autonomía, la cual, permitirá que puedan ser capaces de enfrentar diversas situaciones que se presenten durante el ciclo vital de la misma.
