Cuando de atender adolescentes se trata, dentro de los motivos de consulta más frecuentes que mencionan los padres de familia es que les gustaría que sus hijos(as) pudieran dejar de depender tanto de su teléfono celular, por diferentes situaciones:
Las estadísticas de mercadotecnia o estrategias de venta y publicidad proponen que existen horarios de popularidad visual, estos comprenden las primeras horas del día (al despertar: 6 am a 10 am) y por la noche (a partir de las 7 pm), aunque la mayoría de la población cae en este patrón, son los adolescentes los que más contribuyen a estos parámetros y además, los que perduran más horas del anochecer a la madrugada.
En la práctica clínica, los mismos adolescentes confirman que tienden a hacer un mayor uso de su celular por la noche y llegan a padecer significativas desveladas por continuar en el dispositivo, viendo redes sociales e interactuando con sus amistades. En promedio y en consideración por la OMS (Organización Mundial de la Salud) los adolescentes deben dormir de 9 a 10 horas para cumplir su ciclo circadiano; aunque son varios los factores por los que la mayoría de la población de 13 a 18 años no cumple con ese horario, y uno de los motivos principales es el uso desmedido del celular y el impacto psicológico de las redes sociales en su ritmo y estilo de vida.
Los adolescentes que no duermen lo necesario se encuentran en riesgo de padecer diversas problemáticas en su vida académica, social y de salud, por ejemplo: tienen mayor tendencia a padecer depresión y baja autoestima, somnolencia y problemas para concentrarse, bajo desempeño escolar, mal humor y problemas para convivir con la familia y amigos, mayor riesgo de sufrir accidentes y tendencia a tener problemas de TCA (trastornos de conducta alimentaria). Cabe aclarar que no son problemáticas exclusivas de esta población, sin embargo, cobran importancia ya que es en esta edad donde se presentan los mayores cambios psicológicos y físicos que pueden determinar en un momento dado la identidad de una persona.
Pongámoslo de la siguiente manera, si el adolescente no duerme, por consecuencia inmediata su cuerpo y las funciones cerebrales serán deficientes; por sí sola esta condición puede generar depresión, mal humor, malestares físicos, problemas de alimentación, etcétera.
Ahora, ¿qué pasa con la información que hay en las redes sociales y el psiquismo del adolescente?, es decir, las redes sociales son un medio que permite crear una identidad digital, interactuar con otros al grado de conformar redes de apoyo con personas con las que tiene afinidades en común, pero también pueden crear en el adolecente una perspectiva poco realista sobre la vida, cuerpo y relaciones con otras personas.
Las redes sociales juegan hoy en día de algún modo un juego comparativo sobre grandes expectativas, fantasías, deseos e ideales que se forman con todos los estilos de vida posibles, haciendo que el adolescente muchas veces se atormente durante las noches por su futuro, por su identidad, por lo que es, cree ser o quiere llegar a ser.
Su sueño entonces no solo es afectado significativamente por el cambio físico y neurológico de su propia naturaleza, un estado de crecimiento constante, sino también por la posible presencia de angustia en su psiquismo, expuesto y comprometido por llegar a su ideal del ser.
Nos preguntamos hasta dónde las redes sociales están abarcando y elaborando la identidad del adolescente, hasta dónde abarca su inquietud para dejar de dormir.
En un próximo artículo se expondrán las estrategias para lograr un ciclo circadiano completo y una comprensión más profunda del desarrollo de la identidad del ser en la adolescencia.
CAPI cuenta con la información y experiencia clínica que precisamos saber para atender a nuestros adolescentes. En caso de tener un adolescente en esta situación, acércate y permítete recibir ayuda de los especialistas.
Referencias:
Childrensmn.org. Recuperado el 20 de junio de 2024