Comenzar algo nuevo y/o diferente puede ser algo pesado y difícil por los cambios que hay que hacer, por lo que se pierde. Claro que el enojo, el dolor y la nostalgia pueden estar presentes en el proceso de cerrar ciclos y en ocasiones si estas emociones no se elaboran adecuadamente son las causantes de que nos quedemos atorados viviendo en el pasado y en el dolor de lo perdido, y no permitirnos vivir lo nuevo que llega.
Al cerrar ciclos estamos hablando de un proceso que en ocasiones puede ser corto, pero en otras ocasiones puede ser largo y complicado, sin embargo, cerrar ciclos es algo muy importante e indispensable ya que aprender a cerrar ciclos es agradecer por el aprendizaje que dicha experiencia nos dejó, lo cual permite que se pueda recibir lo nuevo que llega, pero sobre todo poder disfrutar de eso nuevo. El no cerrar ciclos no permite disfrutar las nuevas experiencias por estar en la añoranza de lo perdido.
Cerrar ciclos va más allá de olvidar una situación o de resignarnos por lo perdido, tiene que ver con el dejar ir, aceptar la pérdida y aprender para poder usar dicho aprendizaje en las nuevas experiencias y no repetir los patrones que no son saludables para nosotros.
Para poder cerrar ciclos tenemos que aceptar la pérdida y con ello que las cosas van a cambiar y no serán como antes, pero sin la visión de víctima en donde todo se ve como catastrófico, sino que la experiencia vivida nos va a servir para dirigirnos de una manera diferente. Es probable que al principio no se encuentre lógica y que tal vez, incluso se vea como algo injusto, pero el aferrarnos solo genera desgaste y más sufrimiento.
Algo importante para poder cerrar un ciclo es asumir las responsabilidad que nos toca y soltar aquella que no. Los seres humanos con frecuencia solemos culparnos de todo, pero sobre todo no nos perdonamos por los errores cometidos. Así que lo más importantes es asumir nuestra responsabilidad de los errores y perdonarnos. Reconocer que no somos el cien por ciento responsables de todo lo ocurrido ayuda a quitar mucho peso de encima y hace que el perdón sea posible.
Otro aspecto importante es reconocer las emociones que estamos sintiendo, esto nos beneficia ya que al reconocerlas podremos tener una mejor capacidad de decisión sobre ellas, en el sentido de cómo las queremos vivir y sentir. El reconocerlas nos da la capacidad de hacer cosas para que dichas emociones no nos controlen y por consecuencia, no generen estragos en nosotros.
Poner fin a una etapa y cerrar el ciclo puede ser un proceso largo y doloroso, sin embargo es necesario; no cerrarlo nos condena a vivir en el pasado y a repetir patrones que nos lastiman. Cuando cerramos un ciclo es posible que el recuerdo venga acompañado de emociones que nos ayuden a crecer y sin dolor. Sabemos que cerramos un ciclo cuando podemos recordar los momentos y agradecer lo vivido; entendemos la pérdida como una lección de vida que nos ayudó a crecer y a madurar, entendiendo también que haber terminado esta etapa no fue un fracaso que nos hace débiles, sino al contrario, fue una experiencia que nos fortaleció.
Recuerda apoyarte en familiares, amigos o gente cercana, pues ellos te acompañarán a lo largo de este proceso de altas y bajas, y te harán sentir acompañado para que no sientas que estás pasando solo por este proceso. Si estás sintiendo que se te complica el cerrar ciclos y que hay cosas que no están bien en tu vida y no estás encontrando la manera de cómo cambiarlo, te recomiendo que pidas ayuda de un profesional para que te guíe en este proceso de sanación.