La mayor parte de la literatura expone la forma como se vive dicha crisis de manera general o como, en la mayoría de los casos, lo vive la mujer. Indagando en artículos y literatura pude observar que existe menos información acerca de los cambios y las crisis por las cuáles atraviesa el sexo masculino.
Lo anterior y lo que he vivido con los pacientes en la práctica clínica, me ha llevado a reflexionar acerca de algunos puntos, me he preguntado el motivo por el cual existe menos información que explique la crisis de la tercera edad en los varones y cómo experimentan dicha crisis tomando en cuenta el contexto social; además de cómo viven sus relaciones interpersonales.
El sexo masculino, desde las ideas preconcebidas, ha sido visto como el sexo fuerte, el proveedor, el trabajador, aquel que no expresa sus emociones y además, en comparación con la mujer, menos involucrado se encuentra con la idea de familia. Me pregunto si gracias a estas ideas preconcebidas que tenemos acerca del sexo masculino encontramos menos información e interés en la crisis de la tercera edad, como si en cuestiones de género nos topáramos con seres menos vulnerables, menos relacionales y menos expuestos ante determinadas circunstancias.
En los últimos meses he tenido la oportunidad de realizar trabajo clínico con hombres de la tercera edad, y me he encontrado con patrones de discurso que en su mayoría describen la problemática que viven actualmente.
Las vicisitudes por la cuales atraviesa el sexo masculino en esta edad son varias, una de ellas y que en lo particular me ha llamado mucho la atención tiene que ver con lo que mencionan Burin y Meler (2004) con respecto al rol que desempeña el hombre como proveedor económico, al respecto opinan que existe una crisis en el rol de varón, por una parte, por el nivel crítico alcanzado en los modos de empleo, además de haber transformaciones en la familia clásica. Coincidentemente los pacientes varones con los que he trabajado reflejan y hablan de la ansiedad y tristeza ocasionada por la situación económica del país, no encuentran empleo, es mal remunerado y su conocimiento y/o habilidades ya no son tomadas en cuenta. Por lo tanto se aferran al pasado, en donde según ellos existían más oportunidades y el conocimiento del viejo era un conocimiento valorado. En algunos casos mencionan sentirse fracasados pues a sus casi 60 o 70 años no han logrado la estabilidad que ellos deseaban, ¿cómo afecta lo anterior en la visión que ellos tienen dentro de su rol masculino? ¿Cómo contribuye la situación real económica de nuestro país?
El tema de la familia, en la literatura y en el discurso del adulto mayor ha sido de gran interés. La soledad, inseguridad y falta de lazos sociales han sido un tema importante en la práctica clínica, pues el hombre como ser relacional necesita de la mirada del otro, del reconocimiento y admiración. En el adulto mayor sus lazos sociales y/o familiares van siendo más escasos, algunos seres queridos fallecen, otros se alejan.
Algunos son divorciados o viudos, la relación con los hijos se vuelve en ocasiones distante, por lo que es difícil que expresen sus emociones y la necesidad de convivencia. Al consultorio han llegado hombres divorciados y /o viudos, les es difícil acercarse a sus hijos o familiares, se preguntan acerca de cómo hacerlo, cómo poder expresar sus necesidades, cómo recuperar la relación con la familia. Pareciera que cuando la pareja se separa los hijos tienden a apoyar más a la madre, el padre se vivencia como una figura fuerte y de poder, estas ideas preconcebidas ocasionan la falta de apoyo hacia la figura masculina.
La soledad, la falta de logros económicos, la situación general del país, la remembranza de su pasado, los lazos familiares y otras vicisitudes han sido tema de interés para la mayoría de los pacientes varones, con los cuales he tenido la oportunidad de trabajar.
Lo anterior me lleva a preguntarme por la fragilidad y vulnerabilidad del sexo fuerte, sin esquemas y prejuicios, observo detenidamente la necesidad de hablar del sujeto de aquello que le afecta, sin embargo, aún tenemos muchos prejuicios acerca de lo que es la terapia psicológica, y más allá de lo que debería de ser un varón (fuerte, duro, macho, invulnerable) algunos de mis pacientes adultos mayores varones mencionan que ir a terapia es para débiles o para locos; sin embargo, en el acaecer de la terapia logran vislumbrar sus circunstancias, observar sus habilidades, capacidades y deseos para transformar su entorno.
Por lo anterior, les invito a romper prejuicios, recordemos lo que decía Alfred Korzybsky acerca de que el mapa no es el territorio, y brindemos una mirada diferente al varón adulto mayor. Invito a incursionar en un nuevo viaje, el viaje del conocimiento de sí mismo a través de la terapia psicológica, a romper esquemas donde desarrollará nuevas habilidades, aprenderá a expresar sus emociones y deseos para relacionarse mejor con los otros y encontrar herramientas útiles para tener una vida de calidad.
Bibliografía.