Es normal que la primera reacción de nosotros como padres sea, sentir que estamos perdiendo el control sobre ellos, y si ahondamos un poco más, se están volviendo más independientes, y nos damos cuenta cuando comienzan a contestarnos con puros monosílabos, nos preguntan todo, de igual manera con los gestos y los famosos ojos de huevo.
La comunicación se vuelve mucho más complicada por tres puntos importantes que impiden la misma, los cuales explicaré de manera breve, pero concisa:
En estos casos, la desaprobación de nosotros a estas formas de expresión suele ser interpretada por ellos como un rechazo a su persona, a sus ideales, a sus emociones y al grupo de referencia al que desea pertenecer, y podemos influir de una manera errónea en el que su personalidad sea reprimida en sus gustos.
Este punto lo podemos apoyar de manera positiva, creyendo en él(ella) y sobre todo, al descubrir nosotros si las expectativas son realmente funcionales para ellos o son nuestras y debemos trabajar en ellas.
Por eso, es importante reconocer nuestras emociones para poder ayudar a nuestros adolescentes a reconocer las de ellos y sobre todo, que se deben hacer responsables de estas emociones que sienten, y a la vez, que de ellos no dependen las emociones de los demás; para así evitar que se hagan víctimas de lo que “les hacen sentir” y aprender cómo comprometerse a comprender por qué sienten esas emociones. Igualmente, que saltar de una emoción a otra es solo nuestra responsabilidad.
Ahora bien, ¿cómo podemos negociar con nuestros adolescentes en estos puntos?, quiero expresar una frase que me parece muy apropiada: “hay que hacer que ellos rompan el cascarón desde adentro para que sea vida, y no nosotros romper el cascarón desde afuera porque eso es dar muerte”, y sí, tal vez suena muy fuerte, sin embargo, es la realidad.
Recuerda también que para que tengan éxito debemos ser coherentes con lo que hacemos y lo que les pedimos que hagan, porque quizá en esta etapa no nos escuchan, pero siempre nos ven y observan. Así que nosotros debemos generar confianza para que seamos su persona segura y no los alejemos al prejuzgarlos o no validar sus comportamientos emocionales.
Quizá no es que nos cueste comunicarnos, lo que realmente nos cuesta trabajo es soltarlos. Por eso, cada vez que creas que no te estás comunicando adecuadamente, ponte un poco en su lugar y después valida si es por él(ella) o por tu adolescente interno.
Recuerda que en CAPI contamos con el Programa de asesoría para padres, enfocado en brindarte las herramientas y el acompañamiento que necesites.