Juan David Nasio, médico y psicoanalista de origen argentino, en su libro ¿Cómo actuar con un adolescente difícil? Consejos para padres y profesionales, refiere que el joven muchacho o la chica de hoy es un ser trastornado que, alternativamente, se precipita alegre hacia adelante en la vida, luego de pronto se detiene, agobiado, vacío de esperanza, para volver a arrancar inmediatamente llevado por el fuego de la acción. Todo en su vida son contrastes y contradicciones. De esta manera se nos explica la forma errática en el comportamiento de nuestros hijos adolescentes, sus constantes y muy precipitados cambios de humor, sus gustos y disgustos, etcétera.
El adolescente que se encuentra en la búsqueda de su identidad separada de los padres y al mismo tiempo dependiente de ellos; suele actuar de modos que a la mayoría de los adultos les es difícil de comprender y tolerar. Muchas familias se enfrascan en constantes riñas con el adolescente quien ante el intento de los padres por contenerlo, por limitarlo y por controlarlo; reacciona con rebeldía, rabia y exacerbado sentimentalismo, provocando a su vez la frustración de los padres. Esa situación se convierte entonces un círculo interminable.
Aunque no existe un manual ni receta que nos asegure el éxito en el trato y la educación de los hijos y mucho menos de los hijos adolescentes, J.D. Nasio nos provee de algunos consejos que al menos dan pauta a la reflexión personal en nuestro actuar frente a un adolescente difícil:
Saber esperar. Tarde o temprano los disgustos debidos al comportamiento del adolescente van a cesar. Recuerde que la adolescencia es una etapa de la vida que comienza y termina, tenga la fuerza de esperar, de soportar y de relativizar los inconvenientes inherentes a esta etapa.
Saber relativizar. Ante un regaño, lo que el joven escucha de nuestro enojo es mucho más profundo, es nuestra disponibilidad espiritual. Sepa distinguir a la persona de sus actos. Más allá de su reacción legítima y necesaria de cólera o decepción ante la conducta de su hijo, es necesario que el adolescente sepa que en el fondo usted no ha perdido la confianza en él y que sigue creyendo que, pase lo que pase, él será mejor de lo que es hoy.
Saber negociar. Hay que saber prohibir y sancionar, pero también saber hacer arreglos con el joven. Si un adolescente tiene un desvío en su conducta no reaccione impulsivamente en el momento. Espere al día siguiente para hablarle y muéstrese firme pero abierto al intercambio. Poner límites significa no solo prohibir sino también negociar con él.
No comparar. Cuando usted lo rete, nunca lo compare con uno de sus hermanos o con otro joven ya que en lugar de motivarlo, lo desalienta o, peor aún, lo humilla.
No presagie nunca un fracaso de su hijo. Para incitar a su adolescente a responder a una exigencia escolar, por ejemplo, no lo asuste anunciándole un fracaso seguro si no estudia. No es la amenaza de un fracaso lo que va a estimularlo, ya que no sabe anticipar los problemas y evitarlos. Solo vive en el presente y en lugar de sentirse motivado por el miedo de un eventual fracaso, solo escuchará de sus palabras, su falta de confianza en él.
“Candil de la calle oscuridad de su casa”. Un adolescente insoportable en su casa es muchas veces muy bien apreciado fuera de ella. Hay que saber que el amor de los padres puede ser vivido por el adolescente no como un afecto tierno y protector, sino como una presión asfixiante. Es por ello que un adolescente puede ser insufrible en la casa y agradable en el exterior.
En caso de tensiones con su hijo, no reaccione enfrentándolo creyendo así imponer mejor su autoridad, en lugar de ello usted puede recurrir a un tercero para evitar los enfrentamientos explosivos.
No olvide que su actitud hacia el adolescente suele estar animada por sus sueños de lo que el joven debería de ser. Sea realista y ámelo tal como es.
REFERENCIA
J.-D. Nasio., ¿Cómo actuar con un adolescente difícil? Consejos para padres y profesionales., Buenos Aires: Paidós, 2011.
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