Generalmente cuando un niño suele repetir segmentos, sílabas, palabras o frases al hablar tales como “t-t-t-tina”, “pe-pero”, “voy a-voy a” o usa muletillas constantemente, escuchamos decir que tiene un problema de tartamudez; mismo que en su desarrollo cotidiano los enfrenta a situaciones problemáticas de discriminación y aislamiento social, pues dentro de su grupo de pares, el niño se vuelve objeto de sobrenombres con aspecto peyorativo y burlas, las cuales suelen provocar en el niño manifestaciones conductuales de inhibición, retraimiento y logofobia (miedo a hablar), angustia y ansiedad a la hora de comunicarse, e incluso en situaciones más graves, mutismo.
Ante esta situación, los padres muestran una actitud de preocupación, miedo e incertidumbre y, en consecuencia, en conjunto con los maestros tienden a corregirlo constantemente con frases como: “Habla bien”, “¿Por qué haces eso?”, “No te trabes”, “A ver, tranquilo”, entre otras. Pero, ¿cuál es el por qué de su reacción temerosa? ¿Qué es lo que provoca esta actitud de inseguridad en los padres? En este sentido, se considera que estas reacciones tienen como origen el “miedo a lo desconocido” y el no saber por qué se presentan estas características en sus hijos, pero sobre todo, ante la incertidumbre de cómo intervenir al respecto.
Debido a esto, es importante distinguir a qué se refiere dicha alteración en el habla, cuáles son sus posibles causas, sus características y qué es recomendable para darle un adecuado tratamiento.
Algunas de sus características generales son:
Podemos hablar de tres posibles momentos:
Este se presenta aproximadamente a los tres años de edad, cuando muchos de los niños manifiestan repeticiones silábicas y “cortes verbales”, los cuales desaparecen con la edad, puesto que más que un problema de tartamudez tienen que ver con procesos de adquisición y desarrollo del lenguaje. Dichas manifestaciones son consideradas como normales y debe evitarse corregirlos, pues esta acción podría producir angustia y ansiedad en los niños.
Podría presentarse a partir de los cinco años de edad, pues circunstancias como el ingreso al medio escolar, y lo que esto conlleva (alejamiento de los padres, mayor disciplina, convivencia con sus pares, nuevas exigencias y responsabilidades, etcétera), podrían favorecer su aparición en los niños, sin embargo, se ha comprobado que muchos niños que ingresan al ámbito escolar no presentan dicho trastorno, por lo que sólo se recomienda orientación a los padres y profesores para evitar situaciones de angustia y corrección ansiosa.
Se produce aproximadamente a los 10 años, edad en la que ya se puede hablar de una tartamudez real, que es consecuencia de una emoción brusca o una experiencia traumática en niños con una predisposición emocional, o bien, por causas imprecisas.
La tartamudez o disfemia es una alteración funcional de la comunicación verbal sin ninguna relación con algún daño físico en el área que activa el habla (garganta, cuerdas vocales, lengua, etcétera), es decir, es un trastorno en la fluidez del habla sin alteraciones orgánicas, caracterizado por repeticiones o bloqueos espasmódicos que afectan al ritmo del lenguaje y a la melodía del discurso.