Como tal, podemos decir que se ha producido un episodio de violencia doméstica cuando se ha ocasionado daño a la integridad emocional, psicológica o física de una persona.
Los tipos de violencia más comunes que tienen lugar en una familia son los de padres a hijos y de los maridos a mujeres, aunque también pueden ocurrir de forma inversa o involucrar a otros parientes, como tíos, primos o abuelos.
Las causas que motivan la violencia intrafamiliar son variadas, aunque por lo general se produce como forma de imponer el poder, la autoridad o el control a un miembro de la familia.
Existen varios tipos de violencia:
El problema de la violencia intrafamiliar es que a las personas que la sufren les cuesta trabajo denunciar por el miedo a las consecuencias que ello produce, además de que en la persona que sufre violencia su autoestima está destrozada y hay una sensación de que no tiene salida y que nunca podrá salir de esa situación. Es por eso que es tan importante la intervención psicológica, para poder hacer que las personas que sufren de violencia puedan recuperar su autoestima y así salir del círculo de la violencia.
El tratamiento de la violencia intrafamiliar es complejo, delicado y complicado, debido a las complejidades y los riesgos que hay, por eso el tratamiento debe de cubrir muchas áreas: el individual tanto para las personas que sufren de violencia como para la que la ejerce.
Como violencia intrafamiliar se denomina el tipo de violencia que ocurre entre miembros de una familia y que puede tener lugar en el entorno doméstico o fuera de él.
En este sentido, la violencia intrafamiliar se registra cuando se producen situaciones de abuso o maltrato entre personas emparentadas, bien por consanguinidad o bien por afinidad.